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OPINIÓN

Las violencias conectadas que afectan a adolescentes y mujeres jóvenes

En este artículo se revisan los aportes de la ENDIREH 2021 y se discuten los desafíos y avances para medir las violencias contra las mujeres, resaltando la importancia de ver, con clave feminista, las violencias que prevalecen a lo largo de la vida y sus interconexiones.

OPINIÓN

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La ENDIREH es uno de los ejercicios más importantes para mostrar los alcances de las violencias que padecen las mujeres de 15 años y más en México. Créditos: Thayne Tuason

La Encuesta de la Dinámica de las relaciones en los hogares, ENDIREH, de INEGI, es uno de los ejercicios más importantes en la región para mostrar los alcances de las violencias que padecen las mujeres de 15 años y más en México. El aprendizaje metodológico para hacer mediciones de las violencias y el aprendizaje social y para entender los lenguajes y utilizar esta información, es otro esfuerzo valioso de expertas, expertos y académicas feministas.

La red que se teje para usar e interpretar esta información abre grandes oportunidades, desde ser referencia de las acciones de las instancias de las mujeres en los estados, así como argumentos de las defensoras, comunicadoras sociales, organizaciones de mujeres diversas, pero sobretodo son estudios que tienen interlocución con el movimiento feminista, que se mantiene firme, vivo y creativo en su lucha y en permanente alerta sobre los casos de violencia en la comunidad y señalando las omisiones de las autoridades para hacer justicia.

El estudio de las violencias de género es un campo relativamente reciente, ha costado y sigue presentando muchas resistencias para el caso mexicano, especialmente para los operadores de la justicia, que no pueden entender las razones de género en los actos violentos. Son apenas 15 años con leyes que tipifican las violencias en contra de las mujeres y que señalan la obligación del estado para la detección, prevención y sanción de estas.

Pareciera que todo inició en el siglo XXI, pero no es así. Sabemos que de tiempo atrás las violencias eran prácticas naturalizadas en nuestras comunidades, en las familias y en las relaciones sociales. La Ley General de acceso de las Mujeres a una vida Libre de violencia, se aprobó en 2007, en el contexto de la imparable ola de asesinatos de niñas y mujeres en Ciudad Juárez y la consecuente presión internacional de organismos como Amnistía Internacional, el Parlamento Europeo, los Congresos de España y Estados Unidos, la Comisión para los Derechos Humanos de la ONU. Además de voces ciudadanas diversas, organizaciones de apoyo a las víctimas y familiares, las colectivas feministas, y muchas más.  Surgió de un movimiento de las mujeres que sigue clamando “¡ni una asesinada más!”.

Marcela Lagarde, recuerda que la academia se aproximó a hacer los primeros diagnósticos y acciones formativas para contribuir a erradicar las violencias y que el movimiento expresó de inmediato su gran potencial creativo con “manifestaciones, mítines, rituales religiosos, plantones, exposiciones e instalaciones, aunados a una amplia imaginación y desarrollo de capacidades de grupos y de organizaciones…”[1].

Las prácticas de silenciamiento también eran evidentes. Se aplicaban a periodistas defensores y familiares de víctimas que demandaban justicia y atención a sus casos.  Hay un riesgo grave al pedir justicia, pues se reciben maltratos diversos que van desde la no escucha, la simulación, hasta las amenazas encubiertas. En formas oscuras, los familiares han sido amedrentados, afectados en su seguridad y no son pocos los que han sido agredidos o asesinados. Situación que prevalece hasta la actualidad.

La investigación realizada en 2004, por Marcela Lagarde, –una de las primeras en medir violencias–, enfrentó grandes obstáculos, pero logró hacer visibles cifras desconocidas: 1,205 niñas y mujeres asesinadas en todo el país. La conclusión: se asesinaba a cuatro mujeres por día y, solo entre 2004-2005, se había asesinado a más de 6,000 niñas y mujeres[2].

El continuum de las violencias contra las niñas y mujeres

Pese a las resistencias gubernamentales para el manejo claro de cifras y metodologías para organizar bases de datos de las violencias, el avance hasta 2022 es valioso y a la vez deseamos más información municipal. Nos ayudaría mucho contar con datos municipales, que pueden ayudar a las acciones de las Alertas de violencia de Género. Pese a que se han mejorado y ampliado las metodologías, en general se usan poco por los tomadores de decisiones para la actuación y planeación institucional pertinente.

El incremento de las violencias continúa, con ciertas transformaciones, durante la pandemia. De enero a agosto de 2022, según datos del Secretariado Ejecutivo, hubo 81,111 denuncias por casos de mujeres víctimas de diversas violencias. Sin duda hay muchos más que no fueron denunciados. En este periodo, hubo 615 feminicidios, sin contar los homicidios dolosos. La tasa de lesiones dolosas se elevó a 67.8 por cada cien mil mujeres. En el mismo periodo, la incidencia de violencia familiar fue de 141.2 por de cada 100 mil habitantes y hubo 320.6 llamadas al 911, por cada 100 mil habitantes, para pedir ayuda por incidentes de violencia familiar.  Se recibieron 177, 922 llamadas por violencia de pareja y hubo 2,384 llamadas a nivel nacional para reportar casos de violación.[3] Con estos datos nos podemos dar una idea de las violencias recientes y del incremento de la demanda de ayuda de la ciudadanía para la intervención del estado de derecho.

 

Las adolescentes y jóvenes, de 15 a 24 años, las más afectadas

La encuesta ENDIREH 2021[4], devela que actualmente en México, a nivel nacional, la prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años y más ha subido de un 66.1% en 2016 a 70.1% en 2021. Los datos demuestran que más del 58% de mujeres, que tienen entre 15 y 24 años, son las más afectadas por las violencias, especialmente si son solteras y viven en el medio urbano. Asimismo, muestra que 42 de cada cien de ellas, son afectadas por incidentes de violencia sexual y el 40.7% sufre violencia psicológica.

En la misma encuesta, se estima que 32.3% de las mujeres experimentaron algún tipo de violencia a lo largo de su vida de estudiantes en el ámbito escolar, principalmente violencia física (18.3%), sexual (17.9%) y psicológica (17.5%).

Los datos comparativos entre la encuesta de 2016 y 2021 frente a la pregunta de las incidencias, en los últimos 12 meses y prevalencias de eventos violentos, a lo largo de la vida de estudiante muestran lo siguiente:

Al hacer una lectura territorial de la violencia escolar en México, encontraremos que cuando menos 15 estados, casi la mitad del país se encuentra por arriba del índice nacional de violencia. Las mujeres más afectadas en los últimos 12 meses viven en Querétaro (29.4%), Ciudad de México (25.4%) y Yucatán (24.8%). Las personas que agredieron a las mujeres fueron principalmente los compañeros en un 46.2%, los maestros en 16.6% y personas ajenas a la escuela 16.2%. El lugar en que sucedieron las agresiones fue principalmente en el espacio escolar y sus entornos (66.9%). Mismas que por el tipo de violencia, fueron: psicológicas 46.2%, sexuales 39.8% y físicas en un 13.9%. Es importante agregar que la violencia escolar no es la única que experimentan a lo largo de su vida, por su prevalencia, la más alta es la violencia comunitaria, seguida de la violencia de pareja, luego la escolar y laboral. No obstante, las violencias escolares inhiben en formas significativas el ejercicio al derecho a la educación[5].

 

Sobre la autora


Oresta López Pérez*. Integrante de MUxEd. Historiadora y antropóloga de género y educación. Doctora en Ciencias Sociales, Coordinadora del Laboratorio de Investigación: género, interculturalidad y derechos humanos de El Colegio de San Luis, SNI nivel II. Presidenta de la Federación Mexicana de Universitarias, Capítulo San Luis Potosí (FEMUSLP). Autora y/o coordinadora de más de 20 libros y más de 40 capítulos y/o artículos en revistas de ciencias sociales sobre temas de Historia de la educación, interculturalidad y género; violencias de género.

Web: https://laboratoriogenero.colsan.edu.mx

Contacto: oresta.lopez@colsan.edu.mx

https://www.muxed.mx/blog/violencias-conectadas

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Referencias

Gago, Verónica (2020). La potencia feminista o el deseo de cambiarlo todo. Ciudad de México/Oaxaca: Bajo Tierra Ediciones y Pez en el Árbol.

INEGI (2021). Resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares ENDIREH 2021, INEGI. Recuperada en https://www.inegi.org.mx/programas/endireh/2021/

Lagarde y de los Ríos, Marcela (2011). Prefacio: Claves feministas en torno al feminicidio. Construcción teórica, política y jurídica. En Rosa Linda Fregoso (Coord.) Feminicidio en América Latina (11-41).,México: UNAM.

López Pérez, Oresta (2021). Violencias de género en el ámbito escolar mexicano. En Gluz, Nora, et.al. Coords. La retracción del derecho a la educación en el marco de las restauraciones conservadoras: una mirada nuestroamericana (233-259). Cd. Autónoma de Buenos Aires: CLACSO. Libro electrónico http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20211103044115/La-retraccion-del-derecho.pdf

Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (enero-agosto 2022).  Documento de información sobre violencia contra las mujeres. Incidencia delictiva y llamadas de emergencia 911.  Recuperado en web https://drive.google.com/file/d/1Y4101PzQe41crIT99Ho89ZSrWgLxkFaZ/view?pli=1

 

[1] Lagarde y de los Ríos, 2011: 14

[2] Lagarde y de los Ríos, 2011: 22

[3] Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (enero-agosto 2022),

[4] INEGI (2021).

[5] López Pérez, 2021

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