- 01 de agosto de 2025
La madre de Sarah y Jacob confesó en terapia haberlos matado.

El caso que conmocionó a Maryland en 2014 volvió a encender las alarmas. Catherine Hoggle, madre de Sarah y Jacob —dos pequeños desaparecidos hace más de una década—, fue arrestada de nuevo el viernes pasado y acusada formalmente de asesinato en primer grado. Esta vez, la fiscalía asegura tener algo que antes no: una confesión.
Según reveló el fiscal estatal del condado de Montgomery, John McCarthy, Hoggle le dijo a otra paciente en una sesión de terapia grupal que había estrangulado a sus hijos. Lo dijo sin culpa, sin llanto, como un comentario más. En esa misma sesión, dibujó niños siendo arrojados a un bote de basura cuando le pidieron representar visualmente sus factores de estrés.

Un dibujo, una confesión y la posibilidad de un juicio
Aunque ya había sido acusada en 2017, el proceso se suspendió luego de que varios jueces la declararan incompetente para ser juzgada. En 2022, los cargos fueron desestimados por completo al no mejorar su estado mental dentro del plazo legal. Pero algo cambió este año: Hoggle fue dada de alta del hospital psiquiátrico donde estuvo internada y enviada a una residencia supervisada.
Poco después, el gran jurado decidió acusarla nuevamente. McCarthy aseguró en audiencia que "aparentemente ha mejorado porque ya no representa un peligro para sí misma ni para los demás; es libre y vive en la comunidad". Ahora su objetivo es convencer al tribunal de que está lista para enfrentar juicio.
El padre: "Lo primero es encontrar a mis hijos"
Troy Turner, padre de Sarah y Jacob, estuvo presente durante la audiencia. Dolido pero firme, declaró ante la prensa: "Quiero decirlo alto y claro: lo más importante para mí son mis hijos. Si se puede hacer justicia, entonces se busca justicia. Pero lo primero es encontrar a mis hijos y darles un lugar digno donde descansar".
Sus palabras recordaron que, pese a todo, los cuerpos de los niños nunca fueron hallados. Lo único que queda es la sospecha —ahora reforzada por una confesión en voz baja dentro de un grupo de terapia— y el dibujo escalofriante de una madre que, durante años, jugó con el dolor de una familia entera.

No hay fianza, pero hay esperanza
El juez negó cualquier posibilidad de libertad condicional para Hoggle. "Representa un riesgo de fuga y un peligro para la comunidad", concluyó. Los fiscales agregaron que aún hay un tercer hijo, al que temen que ella pueda considerar dañar.
A once años de la desaparición, el caso podría, por fin, ir a juicio. Para Turner, la posibilidad de obtener justicia no sustituye lo esencial: saber qué les pasó realmente a sus hijos. "Creo que tenemos muchas más posibilidades de que diga algo desde una celda que desde Perkins", dijo, refiriéndose al hospital psiquiátrico donde Hoggle estuvo internada.
Hoy, más que nunca, el silencio de Catherine Hoggle comienza a resquebrajarse. Y con él, tal vez, se acerque por fin la verdad.
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