- 01 de octubre de 2024
La vida de Juan Pablo Dorto tomó un giro inesperado cuando decidió abandonar su camino como monje católico para embarcarse en un viaje hacia el poliamor y la aceptación de su bisexualidad
La vida de Juan Pablo D'orto tomó un giro inesperado cuando decidió abandonar su camino como monje católico para embarcarse en un viaje hacia el poliamor y la aceptación de su bisexualidad. Este hombre, quien en el pasado abogaba por las costumbres tradicionales y la monogamia, hoy vive una realidad completamente diferente junto a sus tres parejas, una de ellas un hombre.
"Yo fui monje en la iglesia católica, participé en una congregación tradicionalista que se llamaba, depende de qué país estés escuchando, tradición, familia o propiedad, una organización integrista del concilio vaticano II y abogué un montón de años por la familia tradicional, cristiana, occidental, capitalista, trabajadora y una larga lista", dijo.
Criado en un entorno familiar profundamente arraigado en las creencias tradicionales, Juan Pablo creció con la idea de que el amor y la familia seguían un único patrón: la monogamia cristiana. Sin embargo, con el paso del tiempo, comenzó a cuestionar estas convicciones y a explorar nuevas formas de amor y relaciones.
"Me empecé a preguntar si no era posible amar a más personas", confiesa Juan Pablo, quien tras años de reflexión y autoexploración decidió abrir su relación con su primera pareja, Cecilia, hace más de una década. Desde entonces, han aprendido mucho sobre las dinámicas familiares, enfrentando críticas y prejuicios por su elección de vida.
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Para Juan Pablo, la decisión de abandonar la religión católica fue un paso crucial en su camino hacia la aceptación y la libertad. Critica duramente a la institución religiosa, a la que considera obsoleta y manipuladora, acusándola de fabricar historia y promover ideologías arcaicas.
"Participé en el debate del matrimonio igualitario, pero yo estaba del otro lado, estaba en contra, me acuerdo perfectamente tenía 16 años y bueno hoy soy bisexual, me visto de mujer, convivo en mi casa con mi tres parejas, una de ellas es hombre, el resto son dos mujeres".
A pesar de las críticas y ataques que enfrentan, Juan Pablo y su familia se mantienen firmes en sus convicciones, unidos por el amor y el respeto mutuo. Su historia es un testimonio de la capacidad humana para evolucionar, adaptarse y encontrar la felicidad en formas no convencionales de amor y familia.
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