Keith Stonehouse, el padre de un niño de 6 años, se llevó una sorpresa cuando el pasado sábado por la noche comenzaron a tocar en su casa varios repartidores de diferentes restaurantes para hacerle entrega de grandes cantidades de comida que ordenó su hijo, después de que le prestó su celular para que jugara un rato antes de irse a dormir.
El hombre originario de Michigan, Estados Unidos, contó al medio local MLive que se encontraba solo en su casa con su hijo Mason porque su esposa había ido a ver una película con sus amigos y antes de que se acostaran le permitió que utilizara su smartphone para jugar durante 30 minutos, pero el niño prefirió abrir la aplicación de comida Grubhub y se puso a ordenar todo lo que quería.
Minutos después sonó el timbre de su casa y un automóvil le dejó varias bolsas de comida, pero como su esposa es dueña de una panadería Stonehouse pensó que sería para algún evento, sin embargo, momentos después comenzaron a llegar una y otra vez varios repartidores de comida de diferentes restaurantes para hacerle la entrega de sus pedidos.
Fue hasta que le preguntó a un repartidor qué era lo que le estaban entregando que se dio cuenta de lo que había hecho su hijo y al revisar su celular se encontró con varias notificaciones avisándole que ya estaba listo su pedido, así como los cargos bancarios, pero ya era demasiado tarde para cancelar las compras.
"Pidió comida en mi aplicación Grubhub de toda la ciudad. Imagínense mi sorpresa cuando un repartidor tras otro apareció anoche dejando comida en mi puerta... (Mason) todavía tuvo la audacia de preguntar si ya había llegado la pizza de peperoni, casi pierdo la cabeza", escribió el papá en su cuenta de Facebook junto algunas capturas de pantalla de los cargos que le hicieron a su tarjeta.
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Uno de los restaurantes donde el niño ordenó varias pizzas de pepperoni canceló la orden por sospechas de fraude debido a que era inusual, pero aún así el papá tuvo que pagar mil dólares (18 mil 850 pesos mexicanos) por todos los pedidos de comida que hizo su hijo.
¿Qué hicieron con la comida?
Keith Stonehouse señaló que habló con su hijo para explicarle lo que había hecho y para darle una lección le dijeron que sacarían el dinero de su alcancía para pagar los pedidos, aunque sabían que no les iba a alcanzar. El padre señaló que aún sigue molesto por lo que pasó, pero su enojo ya ha disminuido porque es consciente de que su hijo solo tiene 6 años.
Sobre los alimentos que recibió, el papá explicó que ya no pudo cancelar las órdenes por lo que tuvieron que quedarse con todos los platillos, algunos pedidos los guardaron en los refrigeradores que tiene su esposa en su panadería y también compartieron parte de la comida con sus vecinos y familiares porque era demasiada para ellos.