Escasez de agua en la Ciudad de México: El oscuro trasfondo de la corrupción inmobiliaria

Desde hace décadas, la Ciudad de México (CDMX) ha luchado contra la escasez de agua, pero ¿cuál es la causa detrás de este problema que parece empeorar con el tiempo? La respuesta apunta hacia un oscuro panorama de corrupción y voracidad inmobiliaria que ha desencadenado una crisis sin precedentes en la metrópoli.

La expansión desmedida del cartel inmobiliario ha transformado el paisaje urbano de la capital mexicana, con la construcción desenfrenada de edificios habitacionales y complejos comerciales que no solo agotan los recursos naturales, sino que también alteran el equilibrio ecológico necesario para la captación de agua. Lo que alguna vez fueron áreas verdes vitales para la recarga de los mantos acuíferos, ahora se ven reemplazadas por imponentes torres de concreto.

El fenómeno del cartel inmobiliario se agravó durante la administración de Miguel Ángel Mancera, en cuyo gobierno se otorgaron permisos de construcción de manera indiscriminada, alimentando así la voracidad de los cárteles inmobiliarios que han lucrado a costa del bienestar de la ciudadanía. Pero la problemática no se limita a un solo gobierno, sino que se extiende a administraciones pasadas, como las de Marcelo Ebrard y Alejandro Encinas, que también contribuyeron a abrir las puertas a una construcción descontrolada.

En las zonas más gentrificadas de la ciudad, la escasez de agua es solo una de las múltiples crisis que enfrentan los habitantes. Los altos precios de la vivienda, impulsados por la especulación inmobiliaria, hacen que acceder a una vivienda digna sea un desafío cada vez mayor para la población. En colonias como la Roma, los precios estratosféricos de los departamentos contrastan con la falta de servicios básicos como el suministro regular de agua potable.

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La situación se agrava con el deterioro de la infraestructura urbana, que no ha sido capaz de soportar el vertiginoso ritmo de construcción. Los problemas de drenaje y las grietas en las calles son solo el preludio de una tragedia anunciada. La falta de planificación y regulación en el desarrollo inmobiliario ha dejado a la ciudad vulnerable ante fenómenos naturales como los sismos, que encuentran en los edificios mal cimentados blancos fáciles para su destructiva fuerza.

Pero los estragos del cartel inmobiliario no se limitan a la escasez de agua y los problemas de infraestructura. El descontrolado crecimiento de la construcción ha dejado un rastro de daños ambientales y sociales difíciles de ignorar. La gentrificación de barrios enteros, la destrucción de áreas naturales y la saturación del espacio urbano son solo algunas de las consecuencias de una política de desarrollo urbano orientada únicamente al lucro económico, sin considerar las necesidades reales de la población.

En este escenario, la ciudadanía se ha visto obligada a salir a las calles para exigir justicia y poner fin a la devastación de los cárteles inmobiliarios y la corrupción política que los alimenta. Sin embargo, la lucha está lejos de terminar, y mientras tanto, la escasez de agua en la CDMX continúa empeorando, dejando en evidencia las profundas grietas de un sistema que privilegia el beneficio de unos pocos sobre el bienestar de todos.

Un ejemplo claro es que en 2018 Armando Quintero Martínez, alcalde de Iztacalco, aseguró que en 2012 esta demarcación tenía un sólo edificio de 10 pisos. En la actualidad, las fábricas y bodegas ubicadas en la zona industrial de las colonias Agrícola Oriental, Pantitlán y Granjas México fueron convertidas en enormes conjuntos habitacionales, lo que ha traído como consecuencia la falta de agua, a grado tal que cada año se destinan al menos 25 millones de pesos para el reparto de agua en pipas, cuando antes no se tenía ese problema.

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Recientemente se sabe que cientos de personas han sido defraudadas con su patrimonio y hay miles de afectados por los daños colaterales de la corrupción inmobiliaria, entre ellos la falta de agua en muchas colonias que ha dado un ultimátum a la CDMX para contar un el abastecimiento de agua potable. 

Las Comunidades manifiestan que la corrupción de este cartel inmobiliario y la gentrificación no puede seguir avanzando. Este grupo se ha encargado de afectar a miles de personas, que tratan de mantener u obtener un patrimonio, en la alcaldía Benito Juárez se obtuvieron ilícitamente más de 7 mil millones de pesos y ahora están afectando la Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo; estos actos están acabando no sólo con la tranquilidad de la ciudadanía, sino también con recursos como el agua que ahora se muestra con la sequía que nos espera en los próximos meses y con un panorama que no se ve nada alentador. 

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