- 13 de septiembre de 2024
La interrupción del sueño afecta la manera en que guardamos los recuerdos.
En un estudio publicado en Nature Neuroscience en 2013, se encontró que no dormir bien afecta la memoria a largo plazo, ya que se daña una parte del cerebro relacionada con el sueño profundo, evitando que los recuerdos se guardan adecuadamente, incluso desaparecen, a diferencia de cuando las personas tienen sueños profundos.
El neurocientífico Bryce Mander y su equipo de la Universidad de California, Berkeley, reclutaron a 33 adultos sanos, divididos en dos grupos: 18 participantes de alrededor de 20 años y 15 participantes mayores de 60 y 70 años. Se les pidió a los participantes que memorizaran una lista de pares de palabras y luego se les permitió dormir durante la noche mientras los investigadores monitoreaban la actividad eléctrica de sus cerebros.
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Los resultados revelaron que los adultos mayores tuvieron un desempeño inferior en la prueba de memoria en comparación con los más jóvenes. Además, mostraron reducciones significativas en las ondas cerebrales lentas asociadas con el sueño profundo. La interrupción del sueño profundo se relacionó con el deterioro de la memoria, y aquellos con menor actividad de ondas lentas tuvieron un rendimiento más deficiente. Además, se observó una reducción de la materia gris en una parte del cerebro llamada corteza prefrontal medial en los participantes de mayor edad.
El estudio sugiere que el deterioro de la corteza prefrontal medial disminuye las ondas lentas durante el sueño profundo, lo que afecta la manera en que guardamos los recuerdos. Estos hallazgos proporcionan información valiosa sobre la relación entre el sueño y la cognición (procesamiento de la información).
Sin embargo, Roxanne Sterniczuk, neurofisióloga de la Universidad de Dalhousie en Canadá, señala que las diferencias anatómicas observadas pueden indicar una neurodegeneración temprana en lugar de una pérdida natural de volumen. Sería interesante seguir a los adultos mayores a lo largo del tiempo y comparar las diferencias con un grupo de demencia.
En un estudio más reciente también publicado por la revista Nature con gusanos redondos, se encontró que estos insectos necesitan una buena noche de sueño para mantener los recuerdos asociados con olores particulares. Aunque estos estudios se han realizado solo con gusanos, podrían tener implicaciones similares para los humanos.
Los resultados arrojaron que el sueño fortalece los recuerdos recién formados, y se cree que las ondas cerebrales lentas durante el sueño profundo mejoran la transferencia de información entre las estructuras cerebrales relacionadas con la memoria. Los resultados con gusanos muestran que interrumpir el sueño después de un entrenamiento que involucra la asociación de un olor con una respuesta específica impide los cambios necesarios en el sistema nervioso para la formación de recuerdos duraderos.
Estos hallazgos respaldan la idea de que el sueño desempeña un papel crucial en la consolidación de la memoria, tanto en gusanos como en otras especies, incluidos los humanos. Sin embargo, se requiere una mayor investigación para comprender los mecanismos bioquímicos y cómo se aplican a los sistemas nerviosos más complejos, como a los humanos.
En resumen, la ciencia respalda la afirmación de que no dormir bien puede afectar negativamente la memoria a largo plazo. Tanto en un estudio con humanos como en otro con gusanos, se encontró que la interrupción del sueño afecta la retención y consolidación de los recuerdos. Estos hallazgos proporcionan una mayor comprensión de la relación entre el sueño y la memoria, y podrían ayudar al tratamiento de trastornos y enfermedades, como la demencia. Síguenos en Google News para recibir más información.