- 13 de septiembre de 2024
El anís es la semilla de una planta originaria de Egipto y zonas orientales de Europa Pimpinella anisum y es pariente de otras hierbas de cocina como el perejil; sus pequeñas flores blancas dan lugar a la aromática semilla utilizada en cocina para dar sabor a panes, dulces y licores.

Existen registros de su cultivo y uso desde el Antiguo Egipto 1550 años antes de nuestra era donde se mencionan las propiedades del anís; también en escritos del sigo VI, donde el mismo Carlomagno da la orden a los habitantes de sus territorios de cultivar el "anesum", entre otras especies.

La semilla de anís contiene un aceite volátil que se utiliza, en la industria farmacéutica, para evitar las flatulencias; la medicina tradicional recurre a la infusión de las semillas de anís para aliviar trastornos digestivos. Sus efectos carminativos favorecen la digestión, alivian los cólicos y mejoran el apetito.

También es muy útil en casos de tos seca ya que favorece la expulsión de flema o expectoración; para ello se recomienda preparar una infusión de anís con limón y beberlo caliente para aliviar las molestias provocadas por la tos y la fiebre.

El aceite esencial de la semilla de anís tiene efectos relajantes y anticonvulsivos; se emplea en el tratamiento alternativo de enfermedades como la epilepsia y en casos de insomnio puede ayudar a conciliar el sueño.

El extracto alcohólico puro de esta semilla ha demostrado efectos acaricidas, fungicidas, antiparasitarios, antibióticos y antibacterianos en pruebas de laboratorio con animales y actualmente se utiliza con estos fines en la medicina veterinaria alternativa.

En la actualidad son países como España con el anís, Italia con la sambuca, Francia con su anisete, los principales productores de licor de anís con su respectiva denominación de origen. Sin embargo, países como Grecia, Turquía, México, Colombia y Venezuela también producen su propio tipo de destilado a base de anís del que son sus principales consumidores.

Al igual que el anís estrella, su uso está desaconsejado en mujeres embarazadas y niños menores de 1 año; las dosis altas pueden resultar neurotóxicas y su efecto emenagogo puede provocar contracciones uterinas y abortos espontáneos.
