- 13 de septiembre de 2024
Los chícharos o guisantes pertenecen a la familia de las leguminosas como la lenteja o el frijol; se han encontrado restos fosilizados de chícharos en yacimientos arqueológicos que datan de hace más de 10 mil años.
Algo que probablemente no sabías es que los chícharos fueron utilizados, por Gregor Mendel, como base para el estudio de la genética actual.
Como muchos de los alimentos de su categoría, esta leguminosa es una fuente de fibra soluble -casi 16 gramos por cada 100 - que favorece el tránsito intestinal y por lo tanto ayuda a prevenir el cáncer de colon.
Los chícharos son fuente de magnesio que ayuda a formar la proteína y mejora la función de los músculos y el sistema nervioso. Ayuda con el control de los niveles de azúcar en sangre y ayuda en la formación del ADN.
Aporta luteína que es uno de los principales carotenoides que ayudan a proteger los ojos del efecto dañino de la luz ultravioleta del sol; retrasa la degeneración macular y mejora la salud de los ojos, sobre todo en personas adultos mayores.
Su aporte de hierro es alto; casi 1.5 gramos por cada 100, ayuda al cuerpo para la fabricación de la hemoglobina que necesita la sangre para transportar el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo y también para la formación de tejido conectivo y elaboración de hormonas.
Vitaminas del complejo B que protegen el sistema nervioso, ayudan a convertir los alimentos en energía y previene lesiones de la piel y las mucosas. Este grupo de vitaminas también mejoran las funciones reproductoras y mejora la producción de anticuerpos que nos protegen contra enfermedades.
El chícharo es hipercolesterolémico y vasodilatador; es decir, ayuda a disminuir los niveles de colesterol y beneficia la circulación sanguínea, impide la formación de placas en las arterias responsable de la arterosclerosis culpable de infartos.
La mejor temporada para consumirlos es entre diciembre y abril, escoge las vainas de color verde brillante y firmes al tacto.