- 13 de septiembre de 2024
La calabacita, calabacín o zucchini pertenece a la misma familia que los pepinos, melones o sandías; son plantas trepadoras de clima tropical y subtropical y su valor nutricional es apreciado desde la antigüedad, lo mismo por aztecas que por egipcios.

El origen del calabacín es incierto; algunos naturalistas trazan su domesticación y cultivo hasta Asia, otros lo sitúan en el antiguo Egipto, y algunos más en Mesoamérica; lo cierto es que este vegetal ha sido apreciado por sus cualidades nutritivas en las culturas más antiguas del mundo.

El calabacín forma parte de la dieta de los mexicanos desde la época precolombina; la flor de calabaza, lo mismo que su fruto, se aprovecha en guisos, ensaladas y caldos y el mejor momento para encontrarlo fresco es durante la primavera y el verano.

Su alto contenido de fibra y antioxidantes lo convierten en un gran aliado de nuestro sistema cardiovascular, disminuye el riesgo de arterosclerosis (tapones en las venas provocados por el colesterol), y por lo tanto el riesgo de sufrir un infarto o accidentes vasculares. La American Heart Association recomienda el calabacín por su alto contenido de potasio (295 miligramos de potasio por cada 100 gramos de peso) disminuye los efectos nocivos de la sal y puede ayudar a disminuir el riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares y desarrollar enfermedades cardiacas.

Las vitaminas A y C también son antioxidantes que nos ayudan a mantener una piel sana, mejoran el sistema inmune -que nos protege contra todo tipo de enfermedades- y ayudan a combatir los radicales libres que aceleran el proceso de envejecimiento.

Cerca del 90% del calabacín es agua, por lo que nos ayuda a mantenernos hidratados y sólo aporta 17 kilocalorías por cada 100 gramos de peso; esto permite que personas bajo régimen alimenticio lo puedan consumir.
El aporte de vitaminas del grupo B (ácido fólico) es de suma importancia para el desarrollo del feto durante el embarazo; ayuda al crecimiento de los tejidos, la correcta producción del ADN y al aprovechamiento de las proteínas de los alimentos.

Ahor que está de moda el consumo de colágeno; el manganeso presente en el calabacín genera colina necesaria para la formación del colágeno necesario para curar heridas en la piel.

A nivel cosmético puede utilizarse -crudo- para reducir la hinchazón alrededor de los ojos al igual que el pepino; su alto contenido de agua y minerales, además del frescor que trasmite, ayudan a eliminar las bolsas y manchas oscuras producto de las desveladas.

Los mucilagos del calabacín desinflaman y alivian las mucosas del aparato digestivo además de ayudar en casos de diarrea debido a sus propiedades antiespasmódicas.

Puedes aprovechar sus nutrientes si lo consumes crudo en ensaladas, se ha puesto de moda hacer espaguetis de calabacín a los que puedes agregar la salsa de tu agrado sin el aporte calórico de las pastas tradicionales.
