- 13 de septiembre de 2024
La historia de la comida enlatada surge de la mano de la primera revolución industrial; la necesidad de conservar alimentos para los ejércitos y las tripulaciones de los barcos, cuyos viajes se extendían por meses, se volvió más apremiante; los métodos tradicionales de conserva de alimentos -como el salado de carne- ya no eran suficientes.
No solo la conservación de la carne era un problema; la falta de alimentos frescos, como frutas y verduras podía derivar en padecimientos graves para la salud, como el escorbuto -enfermedad que provoca debilidad, anemia, gingivitis y hemorragias cutáneas-.
En 1795, un confitero francés de nombre Nicolas Appert, ideó un método de conservación sencillo y eficaz el cual consistía en colocar los alimentos en frascos de cristal cerrados herméticamente y hervirlos por un periodo considerable, con lo que se eliminaban los microorganismos y se conservaba el sabor de la comida; el confitero, estaba convencido que el calor cambiaba la constitución de los alimentos y detenía el proceso de descomposición natural en estos. Este método sería estudiado y perfeccionado más de 50 años después por Louis Pasteur, se habían sentado las bases de la pasteurización.
EL mismo Napoleón celebró este descubrimiento premiando con 12 mil francos al inventor del método que le permitiría abastecer las campañas de su ejército con alimentos que no los enfermaban; Appert construyó una fábrica de envasado y editó un libro titulado "El arte de conservar animales y vegetales durante muchos años".
Poco después, otro francés llamado Philippe Girard se asoció con el empresario Inglés Peter Durand para vender a la Corona Inglesa éste mismo método, pero con una variante. En lugar de utilizar frascos de cristal, utilizarían recipientes fabricados con hoja de lata bañadas en estaño; esta variación no llegaría a ser presentada a la nobleza sino hasta 1811 cuando Durand vendió la patente al ingeniero e inventor Bryan Donkin, quien lo presentó al duque de Wellington que a su vez lo llevó al Rey Jorge de Inglaterra.
Cualquiera pensaría que a la par de la invención de la comida enlatada se desarrollaría el método para abrirla, el proceso para poder destapar una lata de comida era difícil y requería mucho esfuerzo; las instrucciones requerían el uso de un martillo y cincel para lograr el cometido y no fue sino hasta 1850, cuando la mecanización permitió hacer latas más delgadas, que se inventó y popularizó un dispositivo con forma de cabeza y cola de toro para abrir las latas de carne de res.
Hacia 1870, El inventor estadounidense William Lyman inventó un abrelatas que contaba con un engranaje y una ruda cortante que separaba la parte superior de la lata, facilitando su apertura, esto permitió la popularización de las latas de conserva, ahora también en las despensas de los civiles y no solo en las mochilas de los soldados.
Alrededor de 1909 la American Can Company, comenzó a experimentar con la cerveza enlatada para suplir las quebradizas botellas de vidrio; pero las latas, al no estar recubiertas, provocaban que la cerveza siguiera produciendo gas carbónico, lo que las hacía estallar. Fue hasta 1935 que, con la vigencia de la ley seca en Estados Unidos, que Gottfried Krueger descubrió el procedimiento para recubrir y pasteurizar las latas de cerveza para que ésta no reaccionara con el estaño.
Fuente: National Geographic