- 13 de septiembre de 2024
El colesterol es una sustancia cerosa parecida a la grasa que el mismo cuerpo produce para poder fabricar algunas hormonas, vitaminas y algunos jugos que nos ayudan a digerir los alimentos. También se encuentra en alimentos de origen animal como el huevo, la carne y los quesos.

Existen 3 tipos de colesterol: el "bueno" (HDL), el "malo" (LDL) y el "otro malo" (VLDL)

El denominado colesterol bueno o HDL (lipoproteína de alta densidad por sus siglas en inglés) tiene la función de transportar el colesterol "malo" de otras partes del cuerpo de vuelta al hígado donde se elimina.
Este tipo de "grasas buenas" las encontramos en alimentos ricos en ácidos grasos omega 3 como el salmón, la trucha de río, arenque, sardinas y atún blanco. Otro tipo de alimentos que las contienen son las nueces, semillas, aguacate y alimentos ricos en fibra como la avena, los cuales aportan ácidos grasos poliinsaturados que arrastran el colesterol y ayudan a prevenir el taponamiento de los vasos sanguíneos.

Es importante señalar que los aceites vegetales, por su origen, no tienen colesterol, pero sí pueden resultar igual de dañinos que las grasas animales en exceso. Un ejemplo de ello es la margarina, que no es otra cosa que aceite vegetal hidrogenado; este proceso para hacerlo más "cremoso" transforma la grasa vegetal en grasas trans que terminan convirtiéndose en tapones en tus venas.

El problema comienza cuando existe demasiado de este colesterol "malo" circulando por el cuerpo, pues al combinarse con algunas otras sustancias del organismo, forma una especie de placa que se pega a las paredes de los vasos sanguíneos y puede llegar a taparlos por completo. A esta condición se le llama arterosclerosis y es una de las causas más frecuentes de infartos y enfermedades cardiovasculares.

Para mantener los niveles de colesterol LDL y VLDL a raya, procura incluir en tu dieta alimentos que aporten antioxidantes y fibra. Un ejemplo de ellos son las verduras de hoja verde como la espinaca, brócoli, acelgas y cereales como la avena; esta última te recomendamos dejarla macerar toda la noche en alguna "leche vegetal" en lugar de hervirla, así la fibra cumplirá mejor su finalidad. También incluye semillas como nueces, pistaches, almendras. No necesitas comer más que el equivalente a un puñado de estas al día para aprovechar todas sus bondades.

Balancear los alimentos para aprovechar sus nutrientes no es complicado, sólo hace falta un poco de creatividad y ganas de cambiar esos malos hábitos alimenticios.

Si tienes cualquier pregunta relacionada con tu nutrición, no dudes en consultar a un profesional de la salud.