- 13 de septiembre de 2024
Aunque no lo creas, el chile no es originario de México. Algunos expertos coinciden en que el lugar de origen del chile se encuentra cerca de los Andes o incluso Brasil, esto por la gran diversidad de especies de Capsicum que existen en estas dos regiones.

De lo que si están seguros los especialistas es que fue en Mesoamérica donde se comenzaron a cultivar y domesticar muchas de las más de 40 variedades de chile, hace aproximadamente 6 mil 500 años.

Prácticamente todos los tipos de chile derivan del Capsicum annuum incluso los que se consumen en lugares como Tailandia, China, Corea y La India. En estos países se encuentran variedades tanto o más picantes que el chile habanero o el jalapeño mexicanos.

Ente las variedades más cultivadas en México destacan el chile jalapeño, serrano, pimiento morrón, poblano, chilaca, Anaheim, de árbol, piquín, ancho, guajillo mirasol, colorado, pasilla y costeño.

Los antiguos aztecas utilizaban el chile para diferentes fines: medicinales, comerciales, militares y hasta pedagógicos; el humo del chile era utilizado para corregir a los menores que incurrían en alguna falta.

Desafortunadamente muchas de las especies silvestres originarias de nuestro país se están perdiendo debido al cultivo de especies más redituables o al uso de productos químicos para fumigar las plantaciones de naranjo o café con las que crecen.

Dicen que el chile es comida de necios, ¿cuántos de nosotros seguimos comiéndolo incluso cuando sentimos que nos quema la lengua y por supuesto, las entrañas? Existen estudios que demuestran que la capsaicina presente en los chiles detona la segregación de endorfinas, hormonas encargadas de hacernos sentir felices, es por ello que una vez que comenzamos a comerlo, es difícil detenernos.

La capsaicina que le da el picor al chile, ha demostrado ser capaz de eliminar las células cancerosas según estudios de la Universidad de Nottingham en Reino Unido.

Su alto contenido de vitamina C ayuda a prevenir enfermedades respiratorias, mejora el aprovechamiento del hierro, favorece la cicatrización e incrementa el flujo sanguíneo a los vasos de la piel, lo que le da un aspecto más saludable.

Pudiera parecer contradictorio, pero el consumo de chile se recomienda para combatir malestares digestivos, pues la capsaicina estimula la producción de jugos gástricos que mejoran los procesos de digestión. Esta misma sustancia es un excelente expectorante que ayuda a hacer menos espesa la flema y el moco.

Un estudio de la Universidad China en Hong Kong demostró que el consumo de chile puede ayudar a reducir los niveles de colesterol en la sangre y mejora la flexibilidad de los vasos sanguíneos previniendo accidentes cardio-vasculares.

El chile tiene efectos antiinflamatorios que ayudan a la prevención del dolor provocado por enfermedades como la artritis y el reumatismo; este mismo efecto sirve para disminuir los dolores de cabeza provocados por la migraña.
