- 13 de septiembre de 2024
La cebolla es un ingrediente que no puede faltar en la cocina: cruda, cocida, desflemada o asada complementa y da sabor a nuestros guisos, ensaladas y antojitos.

Sin embargo, no todo es sabor y aroma; la cebolla posee propiedades medicinales y curativas de gran valor que podemos aprovechar para el cuidado de nuestra salud.

Originaria de Asia -concretamente Irán y Pakistán-, la cebolla se conoce y utiliza desde hace más de 6 mil años. Su uso se extiende a Europa gracias al Imperio Romano y llega a Grecia para formar parte de su cultura y de ahí al resto del mundo.

Dentro de sus propiedades medicinales encontramos que la cebolla posee una enzima llamada alinasa que ayuda a reducir los niveles de colesterol "malo" y mantiene saludables las arterias. Según estudios de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, comer una cebolla mediana al día ayuda a reducir el riesgo cardiovascular en 15 por ciento.

Ayuda a reducir los niveles de azúcar en la sangre gracias a una sustancia llamada glucoquinina y posee propiedades bactericidas y antisépticas.

Otro compuesto, la quinina, estimula las funciones hepáticas, el páncreas, la vesícula y el estómago, activa la secreción de jugos gástricos, por lo que ayuda y favorece la digestión.

La misma sustancia que nos hace llorar cuando partimos la cebolla, es la que nos ayuda a combatir los síntomas de la gripe, favorece la expectoración, calma la tos y limpia las vías respiratorias.

Es rica en vitamina K y calcio, una porción puede aportar hasta el 25 por ciento de los requerimientos diarios de estos nutrientes que protegen huesos y dientes. El Instituto Americano para la Investigación del Cáncer recomienda su consumo debido a que la quercetina y vitamina C que contiene refuerza el sistema inmune y ayudan a prevenir esta enfermedad.

En caso de un golpe o machucón, puedes hervirla en vinagre y colocarla tibia sobre la herida; el calor y las propiedades antiinflamatorias de la cebolla proporcionan alivio y reducen la hinchazón.

Su uso se restringe a personas con padecimientos como acidez, reflujo gástrico y enfermedad de Crohn, en cuyo caso se recomienda consumirla una vez cocinada.