- 13 de septiembre de 2024
Las leguminosas en general son grandes aliados para nuestra salud pues son fuente de vitaminas y minerales que permiten a nuestro organismo funcionar de manera adecuada y aportan tantas proteínas como la carne.

Un miembro de este grupo alimenticio son los garbanzos, si esos que dejas en el fondo del plato donde te sirvieron caldo de res, esos que haces a un lado en el plato de pancita o que solo te comes cuando están tiernos y bañados en salsa.

El origen de esta planta se sitúa en la antigua Grecia, Turquía y Siria, de donde se llevó a todas las regiones del mediterráneo y pasó al resto del subcontinente indio y el resto de Asia desde el neolítico.
Se han encontrado registros de su consumo en Babilonia, Egipto e incluso en las ruinas de Pompeya.

A nivel mundial, el garbanzo se consume de diferentes maneras, aunque la mayoría de las veces lo encontramos cocido y como complemento de guisos, existen algunas opciones que permiten consumirlo crudo, lo que permite aprovechar aún más sus propiedades.

El garbanzo contiene isoflavonas que son benéficas para las mujeres durante la menopausia ya que actúan como antioxidantes; ácidos grasos que combaten el colesterol malo y protegen el corazón; minerales como calcio, zinc, magnesio, hierro, potasio y fósforo que mejoran y previenen la salud de los huesos y vitaminas del grupo B que mejoran el sistema Inmune.

Una opción para consumirlo al estilo mediterráneo, es una preparación llamada "hummus".

El hummus es una pasta hecha a base garbanzo remojado o cocido, aceite de oliva, ajo limón, y comino. Todos estos ingredientes aportan grandes beneficios a nuestra salud y se puede consumir como colación entre las comidas principales o incluso como una botana saludable acompañado de palitos de zanahoria y apio o con chips de pan pita.