- 02 de diciembre de 2025
Por primera vez, Joaquín Guzmán López relató ante una corte de EE.UU. cómo fue el operativo con el que Los Chapitos entregaron al histórico líder del Cártel de Sinaloa.

Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán, rompió el silencio y derribó meses de rumores. En una audiencia realizada este 1 de diciembre en la Corte Federal del Distrito Norte de Illinois, "El Güero" se declaró culpable de narcotráfico y delincuencia organizada.
Pero su admisión no terminó ahí: también reconoció haber participado directamente en el secuestro y entrega de Ismael "El Mayo" Zambada, fundador del Cártel de Sinaloa. La declaración, compartida por autoridades judiciales y retomada por el periodista Arturo Ángel, confirmó el hecho que desde julio de 2024 sacudió al mundo criminal: Los Chapitos secuestraron al histórico líder del cártel y lo entregaron sedado y esposado a Estados Unidos.
La trampa: una reunión para "resolver un desacuerdo"
De acuerdo con su testimonio, todo comenzó antes del 25 de julio de 2024. Guzmán López contactó a Zambada para convocarlo a una reunión en Sinaloa. Le dijo que necesitaba resolver un desacuerdo con otras personas y que su presencia era indispensable. Ese supuesto conflicto fue el anzuelo perfecto para atraerlo al rancho donde ya se había montado el operativo.
El día del encuentro, El Güero ya lo esperaba. Le pidió a Zambada hablar en privado dentro de una habitación. Lo que el Mayo no sabía era que Guzmán López había retirado previamente el cristal de una ventana que iba del piso al techo para permitir la entrada de sus hombres. Tampoco imaginaba que, una vez dentro, la puerta sería cerrada con llave.

El secuestro: esposas, una bolsa en la cabeza y una salida por la ventana
Apenas Joaquín cerró la puerta, varios hombres armados irrumpieron por la ventana. En cuestión de segundos esposaron a Zambada, le colocaron una bolsa en la cabeza y lo sometieron. El operativo fue tan rápido que nadie en la finca notó lo que ocurría detrás de la puerta cerrada.
Los hombres lo sacaron por la misma ventana y lo subieron a una camioneta estacionada junto al edificio. Lo acomodaron de rodillas en el asiento trasero mientras Guzmán López tomaba el volante. Condujeron entre 10 y 15 minutos hacia una pista clandestina ubicada en las inmediaciones de Culiacán, un lugar que, según la investigación, ya estaba asegurado para evitar cualquier intento de rescate.

El vuelo: amarrado al asiento y sedado
En la pista ya esperaba una avioneta lista para despegar. Los hombres subieron a Zambada, lo sujetaron con bridas en uno de los asientos y Joaquín preparó una bebida con sedantes. Según su propio testimonio, él mismo bebió parte de la mezcla y obligó al Mayo a hacerlo también.
La aeronave despegó desde Culiacán rumbo a Nuevo México, no desde Hermosillo, como se dijo inicialmente. Al aterrizar en el aeropuerto de Santa Teresa, cerca de El Paso, agentes estadounidenses ya estaban listos para arrestar a Zambada. Guzmán López también fue detenido y puesto a disposición de las autoridades. La entrega estaba consumada.

¿Traición o estrategia? Los motivos detrás del secuestro
Durante la audiencia, Guzmán López afirmó que su intención era obtener beneficios judiciales del gobierno estadounidense, tanto para él como para su hermano Ovidio. Sin embargo, reconoció que Washington nunca solicitó ni avaló esa operación. La entrega fue una iniciativa propia que no generó los beneficios esperados.
En México, la Fiscalía General de la República analiza imputarle los delitos de secuestro, privación ilegal de la libertad e incluso "traición a la patria", debido a que el traslado ocurrió en una avioneta con matrícula clonada que despegó de un aeródromo cercano a Culiacán sin autorización.

Un golpe que fracturó al Cártel de Sinaloa
Más allá del secuestro en sí, la confesión confirmó lo que desde julio circulaba entre analistas y autoridades: el Cártel de Sinaloa atraviesa la ruptura más profunda de su historia. La entrega de Zambada por parte de Los Chapitos representó una agresión directa contra la facción conocida como La Mayiza y destruyó el equilibrio interno que había sostenido a la organización durante más de una década.
En Culiacán y otras zonas disputadas ya se registran choques, emboscadas y reacomodos forzados. Esta fragmentación, además, abre una oportunidad para el Cártel Jalisco Nueva Generación, cuya presencia podría intensificarse ante el vacío temporal dejado por la captura de Zambada y la descoordinación entre los herederos del Chapo.
El futuro: un cártel sin su fundador y con sus hijos declarando
Con el fundador detenido, dos de los hijos del Chapo declarando ante cortes estadounidenses y el resto de la organización operando entre desconfianza y reacomodos, el Cártel de Sinaloa enfrenta una etapa de vulnerabilidad inédita. La caída del Mayo ya no solo marca el fin de una era, sino que confirma que la estructura que dominó el Pacífico mexicano durante décadas atraviesa su quiebre más profundo.
La declaración de Joaquín Guzmán López deja claro que el secuestro del histórico líder no fue un simple movimiento táctico, sino un detonante que reconfigura la historia reciente del narcotráfico en México.
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