- 27 de septiembre de 2025
La hija del pitcher mexicano Óscar Rivera relató en un podcast cómo vivió la noche en que su padre asesinó a su madre y su abuela.

Óscar Gerardo Rivera, reconocido pitcher que marcó historia en el béisbol mexicano como único lanzador de un juego perfecto y exjugador de los Dodgers de Los Ángeles, dejó un legado manchado por la tragedia. En 2023, Rivera cometió un feminicidio que conmocionó al país: asesinó a su esposa y a su suegra en su departamento de la Ciudad de México antes de quitarse la vida.
Pamela Rivera Zataráin, hija del jugador, abrió su corazón en el podcast pepe&chema, relatando los terribles momentos que vivió aquella noche y cómo sobrevivió al ataque de su padre.

El deterioro de la salud mental del beisbolista
Según su hija, los problemas comenzaron tras una lesión que obligó a Rivera a retirarse del béisbol profesional. La frustración derivó en una vida marcada por excesos de alcohol y drogas, conflictos familiares y episodios de violencia doméstica. Las tensiones crecieron al punto de acercarlo al divorcio en varias ocasiones, mientras los celos y los conflictos con su pareja agravaban su situación emocional.
"La salud mental de mi padre se fue deteriorando poco a poco", confesó Pamela, describiendo un proceso que culminó en la tragedia familiar.
La noche del feminicidio
Pamela recuerda que aquella noche escuchó gritos y ruidos extraños desde su habitación. Al salir, encontró a su abuela sin vida en el piso y, pese a intentar comunicarse con sus padres, solo recibió un mensaje de su padre indicando que pronto se reunirían.
Sin embargo, en lugar de eso, el vigilante del edificio la resguardó a ella y a su hermana en la caseta de seguridad mientras intentaba contener la situación.

El ataque fue brutal: Rivera disparó contra su esposa y golpeó a su suegra. Posteriormente, se disparó a sí mismo antes de la llegada de la policía. El hombre fue trasladado al hospital, donde finalmente falleció por las heridas de bala que se autoinfligió.
Pamela detalló que su padre había planeado el control de la escena, contactando a la seguridad del lugar y a familiares para apartarlas de la zona. Gracias a la rápida intervención del vigilante y a la llegada de las autoridades, ella y su hermana lograron sobrevivir a uno de los episodios más oscuros en la historia del deporte mexicano.
Este caso no solo dejó una cicatriz en la familia Rivera, sino que también abrió el debate sobre la salud mental en deportistas de alto rendimiento y la violencia familiar en contextos de fama y presión mediática.
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