- 22 de mayo de 2025
Vecinos de Tehuacán incendiaron las propiedades de quienes golpearon a Misael, un joven vendedor de fruta.

En Tehuacán, Puebla, el fuego fue la respuesta ante la impunidad. El miércoles 21 de mayo, Misael, un frutero de 22 años, fue golpeado con saña por tres personas —un hombre, su hijo y una mujer— que presuntamente querían que se retirara porque "estorbaba la vista del local" y bloqueaba el acceso a su coche.
Un día después, la comunidad encendió la rabia acumulada y redujo a cenizas tanto la refaccionaria donde trabajaban los agresores como su domicilio particular y su auto.
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"Lo dejaron inconsciente en la calle": la golpiza que desató la furia
El ataque ocurrió a plena luz del día, en la avenida Independencia Oriente. Misael fue rodeado y agredido brutalmente mientras intentaba defender su puesto de frutas. Un video difundido en redes sociales muestra el momento exacto: recibe puñetazos, cae, convulsiona en el suelo. Ningún transeúnte interviene. Los agresores, plenamente identificados por los vecinos, escaparon antes de que llegara la policía.
Las autoridades no realizaron detenciones inmediatas. El silencio institucional, sumado a la crudeza del ataque, detonó una reacción colectiva.
Refaccionaria en llamas: la comunidad hace justicia por su cuenta
Horas después, la respuesta fue contundente. Decenas de personas, incluyendo motociclistas, se congregaron frente a la refaccionaria. Las botellas con gasolina comenzaron a volar. Bomberos intentaron contener las llamas, pero la multitud los rebasó. El local quedó completamente destruido.
No conformes, los manifestantes se dirigieron al domicilio de los agresores, ubicado en el Fraccionamiento La Concordia. "Comenzaron a arrojar botellas con gasolina y prendieron fuego", relató un testigo.

Elementos de la policía municipal y de la Marina intentaron dispersar a la multitud, pero no pudieron evitar que los inconformes forzaran el portón del domicilio y entraran. Dentro de la casa estaba Rosa N., una de las presuntas agresoras. Los agentes lograron evacuarla en medio de detonaciones al aire.
Afuera, el escenario fue incendiario —literalmente. Los vecinos sacaron un automóvil del interior del domicilio y lo prendieron fuego justo frente a la vivienda.
Cenizas y consignas: "Justicia para Misael"
Las imágenes posteriores al ataque revelan lo que quedó del lugar. Fotografías publicadas por Telediario muestran una casa calcinada, ventanas reventadas, muros ennegrecidos y escombros por todas partes. El auto reducido a chatarra, humeando aún. En el suelo aparece una cartulina: "Justicia Misael, no se vale".
El local también quedó hecho ruinas: mostradores derribados, herramientas chamuscadas y techos colapsados. Todo, consumido por la indignación.

Hasta el momento, no hay reporte oficial de detenidos por la golpiza a Misael, ni por los actos de justicia por mano propia.
Tehuacán no solo arde por un puesto de frutas: arde por la sensación de abandono, por la impunidad cotidiana y por una rabia que —como las llamas— parece fuera de control.
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