- 05 de mayo de 2025
Fosas clandestinas fueron halladas cerca del aeropuerto de Hermosillo; una de ellas contenía la historia de Aurora Meléndez y la búsqueda incansable por su hijo.

Una credencial electoral, el cuerpo de un hijo y la memoria de una madre: una historia que resume la tragedia de las desapariciones en México. El pasado viernes 2 de mayo, el colectivo Madres Buscadoras de Sonora encontró seis fosas clandestinas en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de Hermosillo.
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En una de ellas fue localizado el cadáver de un hombre que sostenía entre las manos una identificación: no era la suya, sino la de su madre, Aurora Meléndez Herrera.
Aurora, quien falleció hace tiempo sin conocer el paradero de su hijo, había dedicado sus últimos años a buscarlo. Recorrió caminos, removió tierra, y nunca dejó de esperar respuestas.
Según el colectivo, ese pequeño objeto —la credencial del INE— sirvió como guía final y símbolo del lazo irrompible entre madre e hijo:
"Doña Aurora lo esperó hasta el último día. Él, quizá, la pensó en sus últimos momentos", publicó el colectivo en redes sociales.

Un estado golpeado por la desaparición
El hallazgo reabre una herida persistente en Sonora, uno de los estados más afectados por la crisis de desapariciones en México. Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), más de 5 mil personas han sido reportadas como desaparecidas en la entidad desde 1964.
La situación se ha agudizado a partir de 2018, con un notable incremento de casos en municipios como Hermosillo, Cajeme, Guaymas y Nogales. Estos hechos suelen estar vinculados a la actividad del crimen organizado, disputas territoriales, desapariciones forzadas y redes de trata de personas.
Ante la falta de acción efectiva por parte de las autoridades, colectivos de búsqueda como Madres Buscadoras de Sonora han asumido un rol crucial en la recuperación de restos humanos.
Fundado en 2019 por la activista Ceci Flores, el grupo ha localizado más de 2 mil cuerpos en diversas zonas del estado, guiándose por denuncias anónimas y pistas compartidas por la ciudadanía. Su labor se ha convertido en una referencia de lucha civil ante el vacío institucional.
¿Quién fue Doña Aurora?
Originaria de Yécora, Sonora, Aurora Meléndez Herrera era una figura muy conocida en su comunidad. Amable, tenaz y solidaria, dedicó gran parte de su vida a cuidar a su familia. Enfrentó múltiples tragedias personales: la desaparición de su hijo mayor, la discapacidad de otro hijo, la pérdida de su esposo y, finalmente, su propia lucha económica.
Cerró su pequeña tienda para dedicarse a recolectar latas en la calle, acompañada por su hijo menor, mientras seguía buscando al desaparecido.
Murió sin respuestas, pero su historia sigue viva. La identificación del cuerpo de su hijo, gracias a la credencial que él conservó, dejó una huella emocional que ha tocado a miles de personas.
El hallazgo y las pertenencias
El hallazgo tuvo lugar en un terreno cercano a la carretera Hermosillo–Bahía de Kino, una zona ya señalada anteriormente por tener indicios de fosas clandestinas. Junto a los cuerpos, las buscadoras encontraron celulares, carteras, libretas y otras credenciales oficiales.
Algunas de estas pertenencias coinciden con fichas de búsqueda recientes de personas desaparecidas en 2023 y 2024.
Entre los objetos encontrados, destacan identificaciones a nombre de Ulises Vázquez Montaño, de 20 años, y Alexia Fernanda Ontiveros Miranda. Aunque las autoridades aún no han confirmado oficialmente sus identidades, los colectivos y algunos familiares ya han reconocido las coincidencias.
La Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJES) informó que inició investigaciones en el sitio, pero hasta ahora los avances han sido mínimos.

Las madres que siguen buscando
"Estábamos caminando sobre un panteón clandestino", publicó Madres Buscadoras tras el hallazgo. La frase resume la realidad brutal que enfrentan estas mujeres, que han asumido tareas que deberían corresponder a las fiscalías: rastrear, excavar, documentar, identificar.
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A pesar del dolor y del desgaste físico y emocional, estas mujeres no se detienen. Su lema lo dice todo: "Hasta que todos regresen a casa." La historia de Doña Aurora y su hijo es solo una entre miles, pero también es símbolo de una lucha mayor: la de la verdad, la justicia y la memoria.
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