- 07 de abril de 2025
Hace unos días, Ivón Maricela de CDMX fue hallada sin vida en Morelos; en 2022, Ariadna Fernanda, también de CDMX fue encontrada muerta en la misma entidad.

Ivón Maricela López Rosendo fue reportada como desaparecida el domingo 30 de marzo, luego de que saliera con amigas en la alcaldía Coyoacán de la Ciudad de México. Y fue hallada sin vida en Morelos, tal como sucedió años atrás con otra joven tiempo atrás: Ariadna Fernanda.
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La última vez que se supo de Ivón fue durante la madrugada del 31 de marzo. Horas más tarde, su cuerpo apareció abandonado en un camino de terracería del municipio de Xoxocotla, Morelos.
Aunque las autoridades no han determinado oficialmente la causa de muerte, el hecho de haber sido localizada en vía pública, lejos de su lugar de residencia, en condiciones sospechosas y sin acompañamiento, activa las condiciones establecidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que este tipo de hechos sean investigados como feminicidio.
El caso de Ivón no es aislado: se inserta en un patrón documentado de abandono de cuerpos femeninos en el estado.

El feminicidio de Ariadna Fernanda: una herida abierta
El caso de Ariadna Fernanda López Díaz, ocurrido en 2022, continúa siendo un ejemplo claro de encubrimiento institucional y negligencia en la investigación de feminicidios. Ariadna fue hallada sin vida el 31 de octubre de ese año en la carretera La Pera–Cuautla, también en Morelos, tras salir con un conocido en la Ciudad de México.
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En un principio, la Fiscalía General del Estado de Morelos —entonces dirigida por Uriel Carmona Gándara— afirmó que la joven de 27 años había fallecido por broncoaspiración, pese a las evidencias físicas de violencia.
Fue hasta que la Fiscalía de la Ciudad de México intervino que una segunda autopsia reveló múltiples golpes y lesiones que confirmaron su muerte por traumatismo.
Este caso puso en evidencia el trato deficiente que muchas fiscalías estatales otorgan a los casos de mujeres asesinadas, especialmente cuando las autoridades intentan minimizar o desestimar la violencia de género.
La presión social, los medios de comunicación y el activismo feminista fueron fundamentales para reorientar la investigación como feminicidio.

El nombre de Ariadna se convirtió en símbolo de lucha y exigencia de justicia, y su caso ayudó a visibilizar la necesidad de establecer un protocolo federal unificado para la investigación de muertes violentas de mujeres.
Tanto el caso de Ivon Maricela como el de Ariadna Fernanda muestran un patrón sistemático de violencia feminicida, omisión institucional y abandono.
Morelos: un vertedero de cuerpos de mujeres
Tan solo en los primeros tres meses de 2025, colectivos como "Divulvadoras" han registrado al menos 30 posibles feminicidios en la entidad, una cifra que posiciona a Morelos como una de las zonas más peligrosas para ser mujer en México.
La colectiva feminista "Divulvadoras", a través de su vocera Andrea Acevedo García, alzó la voz para exigir a las autoridades del estado de Morelos acciones urgentes y contundentes ante la alarmante recurrencia de feminicidios y el abandono de cuerpos de mujeres en la entidad.
"Es urgente que las autoridades lleven a cabo investigaciones contundentes para saber qué está pasando en Morelos y por qué el estado se ha convertido en un vertedero de cuerpos sin vida de mujeres. Esto no puede seguir ocurriendo, hay una clara falta de seguridad en la entidad que permite este tipo de situaciones", señaló.
La activista recordó el precedente del feminicidio de Ariadna Fernanda en 2022, cuyo cuerpo también fue abandonado en Morelos y cuyo caso fue presuntamente encubierto por la Fiscalía estatal mientras estaba a cargo Uriel Carmona Gándara.
De acuerdo con cifras documentadas por la misma colectiva, en lo que va de 2025 ya se han registrado al menos 30 feminicidios en Morelos, lo que equivale a un promedio de 10 casos por mes.

Estas cifras se alinean con los datos más recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que colocan a Morelos como el primer lugar nacional en feminicidios por tasa de cada 100 mil habitantes, y el tercero a nivel absoluto junto con Puebla y Tamaulipas.
Colectivas y activistas siguen exigiendo que estos crímenes no se olviden y que el Estado Mexicano asuma su responsabilidad para garantizar la vida, integridad y justicia de todas las mujeres.
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