Sobreviviente del crematorio clandestino revela que algunos cuerpos eran arrojados a los cerdos

La violencia en México ha alcanzado niveles escalofriantes con el reciente hallazgo de un campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco. En medio de esta macabra revelación, el testimonio de una sobreviviente ha sacudido aún más el caso, según su relato, las víctimas que mostraban signos de debilidad eran lanzadas vivas a un corral con cerdos hambrientos, donde encontraban una muerte atroz.

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El testimonio de la sobreviviente fue dado a conocer por Indira Navarro, líder del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, quien ha estado al frente de la búsqueda de desaparecidos en la región. En varias entrevistas, Navarro ha compartido detalles estremecedores sobre las prácticas que tenían lugar en el rancho Izaguirre, un sitio que, durante más de una década, funcionó como centro de entrenamiento y exterminio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Uno de los castigos más crueles que sufrían los prisioneros dentro del rancho era ser arrojados desnudos a un corral donde había cerdos en estado de inanición. "Los cerdos te comían", relató la víctima, quien aseguró que aquellos que no lograban encogerse en posición fetal terminaban mutilados por los animales. Según su testimonio, llorar o mostrar miedo era suficiente para recibir esta sentencia.

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Pero la brutalidad no terminaba ahí. También se encontraron evidencias de la presencia de animales exóticos en el rancho, los cuales habrían sido utilizados en actos de tortura, situación que para muchos solo era un simple mito, este lugar a revelado que podría ser un acto común en el mundo del crimen organizado. 

Un centro de exterminio en funcionamiento desde 2012

Las investigaciones han revelado que el rancho Izaguirre no solo era un lugar de adiestramiento para sicarios, sino que también operaba como un sitio de ejecución y desaparición de personas. Según la sobreviviente, el lugar estuvo en funcionamiento desde al menos 2012 y llegó a convertirse en un auténtico campo de exterminio.

Cuando los colectivos de búsqueda ingresaron al sitio, encontraron una escena espeluznante, más de 200 pares de zapatos, montículos de ropa, cargadores de armas de alto calibre, casquillos de bala, droga espolvoreada y listas con los sobrenombres y claves de las víctimas y los responsables del sitio.

Sin embargo, lo más aterrador fue el descubrimiento de hornos clandestinos que, según la testigo, fueron utilizados para incinerar cuerpos y borrar toda evidencia. La sobreviviente calcula que alrededor de 1,500 personas fueron asesinadas y calcinadas en el rancho. "Sin cuerpo, no hay delito", era la máxima que regía en el lugar, según su testimonio.

Tortura psicológica 

El testimonio de la sobreviviente refleja el nivel de desesperación y sufrimiento que padecían las víctimas en el rancho. En sus palabras, muchos intentaban suicidarse, pero no tenían acceso a armas ni objetos con los cuales hacerse daño. "Yo buscaba la manera de matarme, pero no podía, porque si decíamos que nos queríamos ir, nos mataban", confesó la víctima.

Así mismo también relató que, en el rancho, no solo había jóvenes secuestrados para ser adiestrados como sicarios, sino que también llegaban niños, quienes fueron sometidos a experimentos médicos por parte de doctores que colaboraban con el grupo criminal. En los próximos días, el testimonio de la sobreviviente será difundido en formato de audio, revelando más detalles de lo ocurrido en el sitio.

"Era un lugar de reclutamiento y exterminio", afirmó Navarro, quien también señaló que en el rancho había niñas, pues uno de los líderes criminales tenía especial interés en ellas.

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Pruebas de la barbarie

El hallazgo de este sitio fue realizado por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, cuyos integrantes encontraron fragmentos de cráneos, molares, dentaduras y otros restos óseos que confirman que el rancho fue utilizado sistemáticamente para la ejecución y desaparición de personas.

Navarro, expresó su conmoción ante la magnitud del horror que tuvo lugar en el rancho Izaguirre "Aún no lo asimilo. No puedo procesar todo lo que me contó esta muchacha que estuvo ahí tres años", declaró. Este hallazgo no solo expone la brutalidad con la que opera el crimen organizado en México, sino que también reaviva el debate sobre la crisis de desapariciones.

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