INSEGURIDAD
"Las encontré tiradas": el desgarrador testimonio de la madre de menores que murieron por comer pan envenenado
Marcelina Pérez vivió una tragedia irreparable cuando sus tres hijas murieron tras consumir pan envenenado en San Cayetano, Chiapas.
Lo que debió ser un día cualquiera en San Cayetano, municipio de El Bosque, Chiapas, se convirtió en una tragedia para Marcelina Pérez. Sus tres hijas fallecieron tras consumir pan envenenado que fue dejado en las calles con el fin de reducir la población de perros callejeros. A pesar de los esfuerzos desesperados por salvarlas, el veneno actuó rápidamente.
Detienen a dos funcionarios tras envenanmiento de menores
El envenenamiento masivo de los animales fue autorizado por las autoridades locales y se llevó a cabo el miércoles 12 de febrero. Tras el fallecimiento de las menores, fueron detenidos dos funcionarios públicos identificados como Martín "N" y Bartolo "N".
El pan había sido rociado con una sustancia tóxica y dejado en diferentes puntos de la comunidad. Horas más tarde, las tres niñas encontraron los restos y los consumieron sin imaginar el peligro que contenían. Casi de inmediato, comenzaron a manifestar síntomas graves de intoxicación.
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Marcelina y sus familiares vieron con horror cómo las niñas sufrían espasmos, vómito y espuma en la boca. Con la urgencia de salvarlas, llamaron a una ambulancia mientras intentaban aplicar remedios caseros. En entrevista con Azteca Noticias, la madre recordó los desesperados intentos por auxiliarlas.
"Me dijeron que le diera leche para que vomitara, que le diera limón, pero ya no pude hacer nada. Fallecieron en la ambulancia", relató Marcelina Pérez. "Los encontré tirados, hice todo lo que pude, pero ya no pudieron respirar, tenían mucha tos", añadió.
Los cuerpos de las menores fueron trasladados al Servicio Médico Forense, donde se confirmó que murieron por falla orgánica múltiple debido a una intoxicación severa.
El caso sigue abierto y ha generado indignación entre la comunidad. Organizaciones defensoras de derechos humanos y de protección animal han exigido justicia, señalando que estas prácticas ponen en riesgo no solo a los animales, sino a toda la población. Entretanto, Marcelina enfrenta un dolor irreparable, marcado por la pérdida de sus hijas en una tragedia evitable.
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