- 13 de diciembre de 2024
Grupos armados reactivaron sus labores de vigilancia
En Arizona, en la frontera entre Estados Unidos (EEUU) y México, operan grupos de civiles armados que ven en la reelección de Donald Trump una oportunidad de oro para detener el paso de migrantes. El discurso del próximo presidente apunta en esta dirección: deportaciones masivas, aranceles a México si no para el tránsito de ciudadanos.
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Arizona Border Recon asegura no ser una milicia; sin embargo, otras organizaciones la identifican como tal. Después de varios años de silencio e inactividad, el grupo apareció nuevamente, e incluso, mantiene sus puertas abiertas para el ingreso de civiles que deseen unirse a estas labores de control de migración.
"Nosotros no utilizamos el término de milicia porque nuestro propósito no es derrocar al gobierno de los Estados Unidos, al contrario es defender nuestro país, somos solamente un grupo de civiles", defendió Tim Foley, fundador y líder del grupo, en entrevista con EFE.
Veterans Patrol es otra organización ganada para el patrullaje fronterizo con la presencia de civiles armados, con las consecuencias que esto puede acarrear para una población discriminada y acosada.
Historia de antes
Esta no es una situación nueva. En Arizona ha habido milicias civiles dedicadas a patrullar la frontera, como es el caso de Roger Barnett en el condado Cochise. También, del Proyecto Minutemen, grupo civil armado que hizo operativos de vigilancia fronteriza.
"La creciente presencia de milicianos en las ciudades fronterizas no sólo altera la rutina diaria de la comunidad migrante, sino también la vida de los habitantes locales", señala el investigador Alexander Smith en el trabajo "Wild Country: Actividad de las milicias en la frontera sur y su relación con el gobierno de Estados Unidos".
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Según Smith, "mientras que algunos ven a las milicias como un medio para mejorar la seguridad de sus comunidades o frenar el flujo de personas que cruzan la frontera sin autorización, muchas empresas y ciudadanos particulares no ven con buenos ojos la presencia de los milicianos (que a menudo no son de las propias ciudades, son combativos y están fuertemente armados)".
Para el investigador, la afluencia de migrantes que se dirigen a la frontera entre Estados Unidos y México "servirá como una poderosa herramienta de reclutamiento para los grupos armados de derecha. La intensa cobertura mediática reforzará aún más la percepción de que Estados Unidos se enfrenta a una crisis y que el gobierno no está preparado para afrontarla".
Smith recomendó al gobierno de Biden -medida que ya es tarde tomar- "ordenar a la Patrulla Fronteriza estadounidense que no interactúe ni coopere con los grupos de autodefensa y alentar al FBI a que procese diligentemente a los miembros de estos grupos por cualquier posible acto delictivo".
Los defensores de derechos humanos temen que, con Trump en la Casa Blanca, ocurra todo lo contrario, y que estas organizaciones se vean fortalecidas y dispuestas a ir más allá, aunque eso implique violar derechos fundamentales.
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