- 13 de noviembre de 2024
El caso de Alejandra Rivas y su bebé, se une a una larga lista de feminicidios en México que tienen como raíz el machismo arraigado en cada uno de los hogares mexicanos.
Una desgarradora historia de violencia y engaño sacudió a los mexicanos cuando se descubrieron los cuerpos de Alejandra Rivas Gómez y su pequeña hija de un año, María José Rivas. Ambas fueron asesinadas por José Mariano Chávez Alcaraz, presunto padre de la menor, en un hecho que ha indignado a la sociedad y dejado a una familia en busca de respuestas y justicia.
Alejandra, de 35 años, y su hija María José habían desaparecido el pasado 1 de noviembre en Colima, lugar al que viajaron tras una invitación de José Mariano, quien les pidió que lo visitaran con la promesa de conocer a su hija. Con una vida marcada por la valentía y el amor a su pequeña, Alejandra no imaginó que su último viaje sería con un desenlace fatal, uno que ha dejado profundas heridas en su familia.
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Alejandra nació en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, en 1988, en el seno de una familia que siempre le brindó amor y apoyo. Sin embargo, en 2023 su vida dio un vuelco cuando conoció a José Mariano Chávez, un hombre dedicado al jaripeo, originario de Colima. Lo que comenzó como una relación prometedora pronto se tornó en un sombrío descubrimiento: Mariano era un hombre casado y padre de tres hijos, algo que ocultó deliberadamente.
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A pesar de este engaño, Alejandra enfrentó sola el nacimiento de su hija, a quien llamó María José, una pequeña a la que crió con profunda devoción y cariño. Durante el primer año de vida de María José, Alejandra fue una madre dedicada y orgullosa, compartiendo cada paso de su hija con sus padres, quienes también se volcaron en el amor hacia su nieta.
Un viaje trágico y el último adiós
En noviembre de 2024, José Mariano convenció a Alejandra para que viajara a Colima, prometiéndole que finalmente conocería a su hija. La emoción por el reencuentro y la posibilidad de visitar la Feria de Todos los Santos en Colima, llevaron a Alejandra a emprender el viaje, confiando en las intenciones del padre de su hija.
Alejandra y María José llegaron a Colima y se hospedaron en el Hotel América, donde Mariano las recogió. Poco después de ese encuentro, las dos desaparecieron. Los días siguientes, la familia comenzó a alarmarse al no recibir noticias de ellas y decidió presentar una denuncia de desaparición.
Las autoridades iniciaron la búsqueda y fue hasta el sábado 9 de noviembre que encontraron los cuerpos sin vida de ambas, en un terreno baldío en Cuauhtémoc, Colima. Según las investigaciones, Mariano las habría asfixiado y enterrado en lugares separados, dejando a la madre y a su hija en un final trágico y doloroso.
La impunidad y el clamor de justicia
El descubrimiento de los cuerpos de Alejandra y María José fue apenas el inicio de una serie de problemas para la familia. Aunque la Fiscalía de Colima identificó a Mariano como el principal sospechoso, las autoridades aún no han informado sobre su detención. Esta falta de avances ha generado indignación, ya que los familiares de las víctimas exigen que se haga justicia y se castigue al responsable.
La situación es especialmente dolorosa para la familia Rivas, quienes recibieron el cuerpo de Alejandra, velado en su hogar en Tlajomulco entre el dolor de familiares y amigos. Sin embargo, el cuerpo de la pequeña María José aún permanece bajo resguardo de la Fiscalía de Colima, sin que se ofrezca una explicación clara de los motivos de la demora.
Este año, las estadísticas indican que 624 asesinatos de mujeres han sido investigados como feminicidios, aunque organizaciones de derechos humanos aseguran que esta cifra podría duplicarse debido a las deficiencias en las investigaciones y la falta de perspectiva de género en los procesos judiciales. Estas cifras reflejan una crisis profunda que ha dejado a miles de familias sin justicia.
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Este feminicidio ha resaltado la ineficacia de las autoridades para proteger a las mujeres y castigar a los culpables, poniendo de manifiesto una problemática que atraviesa el país de norte a sur. Con el cuerpo de María José aún en resguardo y su presunto asesino sin detener pese a ser identificado y localizado, la impotencia de la familia crecen día a día, mientras la sociedad sigue exigiendo justicia.
Alejandra y María José
Desde el inicio, Alejandra fue una mujer luchadora, que nunca renunció al amor por su hija y que enfrentó, con valentía, la adversidad. Hoy, Tlajomulco llora su pérdida y pide que se haga justicia, no solo por ellas, sino por todas las mujeres que han sido víctimas de violencia.
Los gritos de "¡Justicia para Alejandra y María José!" resuenan en las calles de Jalisco y Colima, en un llamado urgente a las autoridades para que garanticen seguridad y justicia. La familia de Alejandra, en medio de su dolor, ha pedido que no se olvide el caso y que se tomen medidas para evitar que más mujeres pierdan la vida en circunstancias similares.
La lucha por justicia continúa mientras la comunidad mantiene viva la memoria de Alejandra y María José, y el dolor de sus ausencias es ahora un símbolo de resistencia y exigencia de cambio en un país que clama por poner fin a la violencia de género.
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