Comparta éste artículo
Main logo

"El Pozolero", el hombre que disolvió más de 300 cuerpos

A cambio de un pago de 600 dólares a la semana, Santiago Meza disolvió durante 10 años cientos de cuerpos, que él dijo fueron 300 aunque las autoridades estiman más de 650

TENDENCIAS

·

El 22 de enero de 2009 la justicia detuvo a un albañil en apariencia pacífico que vivía en Tijuana, frontera con Estados Unidos. Era El Pozolero, apodo que recibió por disolver los cuerpos de los enemigos del cártel de los Arellano Félix.

Santiago Meza López a cambio de un pago de 600 dólares a la semana, disolvió -según sus declaraciones- durante 10 años más de 300 cuerpos, aunque las autoridades estiman que fueron más de 650, por órdenes de Teodoro García Simental, El Teo.

Meza López llenaba a la mitad de agua una tina con capacidad para 200 litros, luego ponía dos costales de soda caustica y al final los cuerpos, que tardaban 24 horas en deshacerse.

La Gallera, en el exejido Ojo de Agua. (Cuartoscuro/Archivo)

El Pozolero dejaba hervir la mezcla en el fuego para que se desintegraran y lo que no se disolvía, como dientes, uñas y pedazos de huesos, lo enterraba.

La entonces Procuraduría General de la República (PGR) encontró los utensilios y paquetes de sosa enterrados en un predio colindante al lugar conocido como "La Gallera", en el exejido Ojo de Agua,

Las autoridades estimaron que muchos de quienes terminaron en manos de Meza López fueron víctimas de la guerra por controlar una ruta de narcotráfico en la región.

Altar por los desaparecidos. (Cuartoscuro/Archivo)

Sin embargo, también consideraron que pudieron ser personas que fueron secuestradas o quienes pudieron estar en un sitio atacado por delincuentes o simplemente les asesinaron por problemas menores, como incidentes viales.

No se pudo determinar el número exacto de las víctimas que disolvió el albañil originario de Guamúchil, Sinaloa, pese a su confesión, ya que las autoridades indicaron que la forma como los cuerpos fueron disueltos impidieron realizar exámenes de ADN.

El día de su detención, El Pozolero lloró e imploró perdón, decía que él no era asesino ni secuestrador: "¡Mi única función era deshacerme de los cuerpos!"

Google News