- 10 de abril de 2025
El violento partido de fútbol entre los dos grupos rivales terminó con la muerte de 16 personas.

El 31 de diciembre de 2019, un partido amistoso de fútbol en las instalaciones del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Cieneguillas, Zacatecas, terminó en una tragedia sangrienta. Lo que parecía una simple jugada deportiva entre dos equipos, se transformó rápidamente en una batalla campal entre Los Zetas y el Cártel del Golfo, dos de los grupos criminales más poderosos de México.
Los jugadores, en su mayoría narcotraficantes vinculados a las dos organizaciones, estaban en libertad ese día y se habían reunido en el penal para un juego de confraternización. Sin embargo, cuando uno de los jugadores, presunto integrante de Los Zetas, realizó una barrida para arrebatarle el balón a un miembro del Cártel del Golfo, la jugada sin falta desencadenó el caos.
En cuestión de segundos, lo que debería haber sido un partido amistoso se transformó en una confrontación armada.

Con los ánimos elevados, los reclusos comenzaron a empuñar cuchillos y armas de fuego, que probablemente ya estaban a su disposición dentro del penal, donde las organizaciones delictivas habían logrado infiltrar todo tipo de objetos prohibidos.
El enfrentamiento resultó en la muerte de 15 reos, mientras que 23 más quedaron gravemente heridos. Un día que debería haber sido de fiesta y celebración terminó con sangre, y el año nuevo llegó al interior del Cereso de Cieneguillas bajo una atmósfera de tragedia.
La respuesta de las autoridades
Al tratarse de un día de visitas, las familias de los reclusos estaban presentes en el penal, lo que hizo aún más complejo el panorama. Los guardias tuvieron que evacuar a los familiares para evitar que se convirtieran en víctimas de la violencia desatada.
El caos reinó durante más de dos horas, hasta que las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) lograron controlar la situación. Al final, los operativos reportaron el decomiso de cuatro armas cortas y varios cuchillos.
La versión oficial indicó que el enfrentamiento fue protagonizado por miembros de Los Zetas y el Cártel del Golfo, dos organizaciones que habían sido aliadas en el pasado, pero que desde 2010 se disputan el control de las rutas de la droga en Tamaulipas.
Este conflicto, que comenzó fuera de las cárceles, había encontrado su camino hacia el interior del penal de Cieneguillas, donde los presos continuaban su guerra por el poder.
El control del narco en los penales mexicanos
Este insólito enfrentamiento en Cieneguillas resalta un problema mayor: el control que los grupos del narcotráfico ejercen sobre los centros penitenciarios en México. En muchos casos, las autoridades luchan por mantener el orden dentro de las prisiones, donde los reclusos, en su mayoría vinculados con organizaciones criminales, tienen acceso a armas, celulares, y otros objetos prohibidos.
En 2023, la situación de los penales en México no mejoró, como lo demuestra el motín en el Cereso de Ciudad Juárez, donde 17 personas murieron y 30 reos lograron escapar. Esta riña fue promovida por miembros de Los Mexicles, un grupo armado vinculado con diversos cárteles.
Este tipo de incidentes revelan la constante lucha por el control de las prisiones, que se han convertido en territorio de guerra entre las organizaciones del crimen organizado.

El Cereso de Cieneguillas no es ajeno a estos problemas. Desde su apertura, el penal ha sido escenario de múltiples fugas, algunas de las cuales resultaron ser sumamente elaboradas.
En 2009, 52 reos fueron liberados bajo engaños, disfrazados de agentes de la extinta AFI, entre ellos, un exlíder de Los Zetas. Más recientemente, en 2020, un grupo del Cártel del Noreste escapó a través de un túnel de 50 metros de largo.
La violencia, también fuera de los penales
Las fugas y motines en los penales mexicanos no son eventos aislados, sino síntomas de un problema estructural más profundo: el control que los cárteles ejercen sobre el sistema penitenciario, lo cual repercute en la seguridad del país.
El escape de Joaquín "El Chapo" Guzmán de dos de las prisiones más seguras de México, Puente Grande y El Altiplano, es un claro ejemplo de las graves deficiencias del sistema, que permiten a los narcotraficantes operar con relativa libertad dentro de las cárceles.
El partido de fútbol entre Los Zetas y el Cártel del Golfo, que terminó en una masacre, es solo un reflejo más de cómo la violencia del crimen organizado ha permeado el interior de las prisiones.

Este enfrentamiento, que surgió de una discusión aparentemente trivial, desnudó las tensiones entre dos de las organizaciones criminales más poderosas de México. Al igual que otros incidentes dentro de los penales, expone la falta de control y las dificultades del gobierno para frenar la infiltración de los narcotraficantes en el sistema penitenciario.
Lo ocurrido en el Cereso de Cieneguillas es otro triste capítulo en la historia de violencia de México, en el que el control de las cárceles por parte de los narcotraficantes sigue siendo uno de los mayores desafíos en la lucha contra el crimen organizado.
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