- 30 de diciembre de 2025
La conductora rechazó la idea de que la pobreza otorgue superioridad moral y señaló al obradorismo por convertir ese discurso en una herramienta política.

La periodista Azucena Uresti volvió a colocarse en el centro de la conversación pública luego de difundir un video en su cuenta oficial de X en el que cuestiona una idea profundamente arraigada en el discurso político reciente: la asociación entre pobreza y superioridad moral.
Sus declaraciones, difundidas a pocos días de Navidad, detonaron una oleada de reacciones encontradas que evidencian la polarización que persiste en torno al legado discursivo del obradorismo.
Lejos de tratarse de un comentario aislado, el mensaje de la conductora apuntó directamente a una narrativa que, desde su perspectiva, fue utilizada como herramienta política durante años por el expresidente Andrés Manuel López Obrador.

"Ser pobre no te hace buena persona": la frase que detonó la polémica
En el clip, Uresti rechazó de forma frontal la idea de que la precariedad económica otorgue automáticamente una estatura moral superior, y vinculó esa noción con una estrategia política deliberada:
"Ser pobre no nos vuelve mejores personas ni moralmente superior. Esa es una estrategia de mercado tecnia, es una estrategia política de Andrés Manuel López Obrador. La utilizó durante su sexenio, pero la utilizó durante décadas a las que solo se ha dedicado a ser candidato. Es todo lo que ha hecho Andrés Manuel López Obrador".
La periodista no solo cuestionó el concepto, sino que lo enmarcó como una construcción discursiva útil para capitalizar electoralmente el descontento social, una idea que ha sido recurrente en los debates sobre populismo y comunicación política en México.
Los hijos de AMLO y la contradicción del discurso de austeridad
Uno de los puntos más sensibles de su intervención fue la referencia directa a los hijos del expresidente, a quienes señaló como ejemplo de la incongruencia entre el discurso de austeridad y las prácticas familiares del exmandatario.
"Ese señor que decía que solo tenía 200 pesos en la cartera, miente, mintió y miente porque pues todo se resume a ver a sus hijos, por ejemplo, Andy López y José Ramón López Beltrán, dándose vida de millonarios en Tokio, vacaciones de lujo, en Nueva York, compras en las tiendas más exclusivas. ¿Qué dicen ellos? Que su trabajo les ha costado. ¿Cuál trabajo? Porque no sabemos en qué trabajan".
Las declaraciones retomaron señalamientos que ya habían circulado en el debate público, pero los colocaron nuevamente en la agenda al ligarlos directamente con la narrativa moral impulsada desde el poder.
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Señalamientos de tráfico de influencias y falta de transparencia
Uresti fue más allá al sugerir que la opacidad en el origen de los ingresos de los hijos del expresidente alimenta sospechas de corrupción y tráfico de influencias, una acusación que, aunque no nueva, sigue siendo políticamente explosiva.
"Sabemos de casos en los que hay corrupción y tráfico de influencias de su parte. No han explicado de dónde vienen sus ingresos. Y en todo caso, su padre decía que habría que traer solamente 200 pesos en la cartera y un par de zapatos. Lo que evidentemente su familia no sigue ni cumple".
Este señalamiento reforzó la crítica central de su mensaje: la distancia entre el discurso público y las prácticas privadas de quienes lo promueven.

El derecho a aspirar a una mejor vida, sin culpa ni estigmas
En la parte final de su intervención, la periodista intentó reencuadrar el debate, alejándolo de la confrontación ideológica para llevarlo al terreno de los derechos individuales y las aspiraciones personales.
"Así que todos tenemos derecho y no nos vuelve malas personas, todos tenemos derecho a buscar una mejor vida, una mejor calidad en la educación, un mejor trabajo y eso no nos convierte en malas personas, nos convierte en mejores ciudadanos, en ciudadanos más felices, más responsables que cumplimos nuestras metas y nuestros sueños".
Para Uresti, aspirar a mejores condiciones de vida no solo es legítimo, sino deseable en una sociedad que busque desarrollo y movilidad social.
La conductora cerró su mensaje con una crítica directa al papel de los políticos en la construcción de expectativas sociales, llamando a cuestionar los discursos que, según ella, instrumentalizan la pobreza.
"Así que dejemos de creer que ser pobre es ser una buena persona Dejemos de creer que los políticos quieren ayudarnos, los políticos quieren utilizarnos, busquemos para nuestros hijos, para nuestros jóvenes, para nuestros niños, mejor educación y mejores oportunidades siempre."
El llamado final apuntó a desplazar la discusión del plano moral al de las políticas públicas y las oportunidades reales.
Reacciones en redes: entre acusaciones de discriminación y respaldo ciudadano
Como suele ocurrir en temas altamente politizados, las reacciones en redes sociales no tardaron en aparecer. Diversos usuarios interpretaron las palabras de Uresti como una muestra de "racismo, discriminación y la ignorancia de la conductora", acusándola de estigmatizar a las personas en situación de pobreza.
Sin embargo, el rechazo no fue unánime. Una parte significativa de usuarios defendió sus declaraciones, argumentando que el mensaje no atacaba a los pobres, sino a la romantización de la pobreza como capital moral y herramienta política.
La polémica dejó al descubierto un debate que sigue abierto en México: si la pobreza debe ser entendida como una condición estructural a erradicar o como un símbolo identitario que el poder utiliza para legitimarse.
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