UN DISPARO INESPERADO
Video muestra el momento en que extorsionador hiere por error a su cómplice en Perú
La grabación muestra el momento en que un presunto delincuente dispara accidentalmente contra su cómplice mientras realizaban una amenaza.
Un video que se viralizó en redes sociales deja ver el momento exacto en que un presunto extorsionador hiere de manera accidental a su propio cómplice mientras grababan un mensaje amenazante para sus víctimas. La escena muestra cómo una amenaza grabada terminó convirtiéndose en evidencia involuntaria de los riesgos y la improvisación con la que operan algunas bandas criminales en el país.
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En las imágenes se observa a un joven con el rostro cubierto, sosteniendo un arma de fuego. Mientras lanza advertencias hacia la cámara, el sujeto manipula el arma y simula disparos, demostrando la capacidad de ataque del grupo criminal.
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Un acto inesperado
Durante varios segundos mantiene una postura desafiante. Sin embargo, en una de las maniobras, el arma se detona de manera accidental. El estruendo corta el discurso y provoca que la cámara, que es sostenida por su acompañante, caiga abruptamente al suelo, registrando únicamente movimiento y sonido entrecortado.
De acuerdo con información, el joven que grababa recibió una herida de bala, aunque logró sobrevivir al impacto. Hasta ahora, las autoridades peruanas no han emitido detalles adicionales sobre su estado de salud ni si ambos involucrados han sido identificados formalmente.
El incidente ocurre en medio de un panorama marcado por el aumento drástico de las extorsiones en Perú. Tanto comerciantes como transportistas y artistas han denunciado ser víctimas de grupos que exigen pagos a cambio de supuesta protección.
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Según cifras de la Policía Nacional citadas por medios locales, la incidencia de este delito se disparó desde 2017 y alcanzó niveles sin precedentes para 2025, con más de 2,000 casos reportados cada mes.
Los métodos utilizados para intimidar a sus víctimas son variados: notas en negocios, mensajes vía WhatsApp, llamadas telefónicas y, en situaciones más extremas, visitas presenciales. Aquellos que se niegan a pagar suelen enfrentar represalias severas, que pueden ir desde ataques con explosivos hasta incendios provocados en sus establecimientos.
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