CONMOCIONÓ AL MUNDO DEL ESPECTÁCULO
Julia Marichal, la actriz que fue encontrada muerta en la cisterna de su casa
Julia Marichal, figura entrañable de la televisión mexicana, murió de forma violenta; su cuerpo fue localizado días después en la cisterna de su domicilio.
Por años, Julia Marichal conquistó al público mexicano con personajes entrañables, sobre todo aquel que interpretó en la telenovela Marimar, como 'Corazón', la fiel empleada doméstica de Thalía. Pero su historia no terminó en la pantalla. Terminó, abrupta y violentamente, en una cisterna.
Su vida fue mucho más que una carrera en televisión. Nacida el 14 de febrero de 1944 en Veracruz, Julia Esther Antonia de la Concepción Marichal Martínez se convirtió en una figura comprometida con el arte, la educación y la defensa de la cultura afrodescendiente en México. Fue hija de la actriz cubana Esther Martínez Peñate, sobrina del escritor comunista Juan de la Cabada, y tía del cantante Kalimba.
Con una trayectoria que abarcó el cine de arte, las telenovelas más populares, el teatro universitario y el activismo cultural, Marichal destacó por su versatilidad. En cine, debutó en 1966 con Joselito vagabundo, y participó en obras como Fando y Lis (1968) de Alejandro Jodorowsky, La mentira (1970) y La mansión de la locura (1973). En televisión, brilló en melodramas como El derecho de nacer, Rosa Salvaje y Marisol, donde su calidez y presencia se ganaron el cariño del público.
Pero fue su participación en Marimar (1994) lo que marcó un punto de conexión duradero con las audiencias. En ese melodrama, dio vida a 'Corazón', un personaje que encarnaba ternura, dignidad y lealtad. La telenovela se convirtió en un éxito internacional, proyectando aún más la imagen de Marichal en el mundo.
Entre el arte y la lucha social
Más allá de los reflectores, Julia dedicó gran parte de su vida a impulsar la representación de la comunidad afrodescendiente en México. Desde espacios académicos como la UNAM y el Teatro Santa Catarina, produjo obras como Caribe Negro, y adaptó textos de autores como Tennessee Williams y Arthur Miller. Impulsó además sindicatos independientes de actores y fue promotora de espacios inclusivos en el arte.
Su voz, su presencia y su activismo rompieron con los estereotipos racistas y contribuyeron a abrir espacios para otras mujeres negras dentro y fuera del escenario. Su compromiso era personal, político y artístico.
Un crimen atroz
El 12 de noviembre de 2011, Julia fue vista por última vez con vida. Casi tres semanas después, el 2 de diciembre, su cuerpo fue hallado en la cisterna de su casa, en la alcaldía Magdalena Contreras de la Ciudad de México. Estaba envuelta en una cobija y bolsas de plástico, con signos de asfixia, golpes y desmembramiento.
Las investigaciones revelaron que el crimen había sido cometido por su asistente personal, Pedro Osvaldo Castellanos, y su pareja, Ana Betsaida Duarte. Castellanos confesó haberla estrangulado y amputado sus manos; Duarte, por su parte, fue acusada de decapitarla. El móvil fue el robo de dinero y joyas.
En septiembre de 2012, ambos fueron sentenciados a más de 52 años de prisión por homicidio calificado. Sin embargo, el caso no estuvo exento de irregularidades: inicialmente, un sobrino de Julia fue detenido erróneamente como sospechoso y luego exculpado.
Un legado que resiste
El asesinato de Julia Marichal causó una profunda conmoción en el gremio artístico y en la sociedad mexicana. Fue un caso que puso en evidencia múltiples problemáticas: el feminicidio, el racismo estructural, la falta de protección para figuras del arte, y la vulnerabilidad de mujeres afrodescendientes en un país donde sus historias suelen ser silenciadas.
Figuras como Thalía lamentaron públicamente su muerte, mientras que colectivos y activistas tomaron el caso como emblema de la urgencia por transformar un sistema que sigue fallando a las mujeres.
A más de una década de su partida, Julia Marichal sigue presente. Su voz resuena en los escenarios que ayudó a construir, en las generaciones de artistas que formó y en la memoria de quienes la vieron, la admiraron y la recuerdan no solo como actriz, sino como una mujer profundamente comprometida con la justicia, la cultura y la vida.
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