- 12 de mayo de 2025
La agrupación Los Alegres del Barranco fue vinculada a proceso por presunta apología del delito.

La Fiscalía del Estado de Jalisco vinculó a proceso a los seis integrantes de la banda Los Alegres del Barranco, así como a su representante y promotor, por presunta apología del delito. La medida se tomó luego de que, durante un concierto en Zapopan el 29 de marzo, se proyectaran imágenes de capos del narcotráfico, entre ellos Nemesio Oseguera Cervantes, "El Mencho", líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.
La acusación, sin embargo, va más allá de un solo concierto. La agrupación enfrenta cuatro carpetas de investigación abiertas en distintos municipios: Zapopan, Villa Purificación, Cihuatlán y Tequila. ¿El motivo? Haber interpretado el corrido "El dueño del palenque", cuyo contenido, según las autoridades, "promueve la figura de criminales".

Medidas cautelares: 1.8 millones de pesos y restricciones para salir del estado
Durante la audiencia de vinculación realizada en Puente Grande, un juez ordenó medidas cautelares contra los músicos: comparecencia semanal, garantía económica de 300 mil pesos por cada uno —lo que suma un total de 1.8 millones— y autorización para salir de Jalisco únicamente con fines laborales, siempre que regresen de inmediato. El plazo de la investigación complementaria será de tres meses.
Antes de entrar al juzgado, Pável, vocalista del grupo, confió en que "triunfara la libertad de expresión", y cuestionó el criterio de las autoridades. Más tarde, arremetió en redes contra los medios, llamándolos "amarillistas" y "mentirosos".
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La música en la mira
Al menos diez estados —incluidos Aguascalientes, Michoacán, Baja California, Chihuahua y el Estado de México— han prohibido la interpretación de narcocorridos en espacios públicos. Las sanciones varían: multas que superan los 100 mil pesos o incluso hasta un año de cárcel, como ocurre en Aguascalientes tras la reciente reforma penal.
El debate es complejo. Mientras algunos gobiernos estatales endurecen las restricciones y aplican castigos ejemplares, sectores del público defienden el corrido como parte de una tradición popular y un reflejo de la realidad violenta del país.

El propio expresidente Andrés Manuel López Obrador se negó a prohibir este género, y su sucesora, Claudia Sheinbaum, ha reiterado que no tiene intención de censurar la música.
En el caso de Los Alegres del Barranco, el proceso apenas comienza. Pero su situación marca un nuevo capítulo en la tensa relación entre la libertad artística y el combate al crimen organizado. La pregunta es: ¿dónde termina la música y dónde empieza el delito?
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