- 18 de marzo de 2025
Jessica desapareció en 2016; su padre siguió cada protocolo, pero la joven fue hallada enterrada a los 15 días de su desaparición sin que su familia lo supiera

Durante casi una década, Alfonso Ortega González buscó sin descanso a su hija Jessica Vianey, quien desapareció en 2016 a los 16 años. Sin embargo, el destino le tenía preparada una cruel revelación: la fiscalía ya la había encontrado pocos días después de su desaparición, pero, al no tener registros organizados, enviaron su cuerpo a la fosa común sin avisar a su familia.
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La noticia devastó a Alfonso, quien había seguido cada indicación de las autoridades para encontrar a su hija. Mientras él la buscaba sin descanso, Jessica ya había sido localizada y enterrada sin su conocimiento. Ahora, su familia exige justicia y cambios en el manejo de los registros forenses para evitar que otros pasen por el mismo dolor.
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Un cumpleaños sin su dueña y nueve años de búsqueda
Jessica desapareció en julio de 2016. Apenas dos meses después, su familia organizó la fiesta de cumpleaños que la joven había estado planeando con emoción. Aunque ella no logró estar presente, su familia decidió celebrar en su honor, con la esperanza de que algún día regresara a casa.
Desde el instante en que dejaron de tener contacto con ella, Alfonso siguió cada protocolo que la fiscalía le indicó. Reportó su desaparición, distribuyó volantes, acudió a marchas y presionó a las autoridades. Cada pista, cada rumor sobre su posible paradero, lo mantenía con la esperanza de encontrarla con vida.
Sin embargo, no sabía que su hija ya había sido encontrada semienterrada apenas 15 días después de su desaparición. Su cuerpo fue levantado por personal del Servicio Médico Forense, pero la falta de una identificación inmediata provocó que fuera enviada a la fosa común. Por nueve años, Alfonso recorrió calles, estaciones de policía y hospitales sin saber que su hija había estado en poder de las autoridades todo ese tiempo.

Una prueba de ADN
El inicio del 2024 trajo consigo una llamada de la fiscalía. Personal de la agencia del Ministerio Público de Personas Desaparecidas se comunicó con Alfonso y le solicitó someterse a una prueba de ADN. Le explicaron que habían exhumado restos de la fosa común y necesitaban identificar a las víctimas. Sin dudarlo, Alfonso accedió, aunque nunca imaginó la noticia que recibiría más de un año después.
El pasado jueves 20 de febrero de 2025, le informaron que la prueba de ADN coincidía con una de las muestras analizadas. Su hija, Jessica, había sido hallada. Pero la revelación trajo un nuevo golpe: no la habían encontrado recientemente, sino que su cuerpo llevaba nueve años bajo custodia de las autoridades sin que su familia lo supiera.
Alfonso acudió a la fiscalía, donde le confirmaron que los restos efectivamente correspondían a su hija. La noticia sumió a su familia en un profundo dolor. Su esposa y su otra hija quedaron conmocionadas al descubrir que Jessica había muerto desde el principio y que todo el tiempo que la buscaron, las respuestas estuvieron en manos de las mismas autoridades.

"Me la arrebataron más tiempo ustedes que su asesino"
Alfonso recordó la última vez que vio a Jessica, cuando salió de su casa en la colonia Polvorera. Desde ese día, nunca más supieron de ella. Durante años, la familia recibió rumores y falsas esperanzas, personas que decían haberla visto en distintos lugares. Aunque Alfonso siempre dudó de estas versiones, jamás imaginó que su hija había sido enterrada sin que nadie les informara.
"¿Cómo me van a decir que la niña que busqué durante nueve años siempre estuvo con ustedes?", reclamó.
La fiscalía le explicó que Jessica fue encontrada 15 días después de su desaparición, pero al no poder identificarla en ese momento, la enviaron a la morgue. Más tarde, como nadie reclamó el cuerpo (porque su familia no fue informada), fue enviada a la fosa común, donde permaneció hasta su exhumación en 2024.
"Se me negó saber de ella, enterrarla y tener un lugar donde llorarle... Me la arrebataron más tiempo ustedes que su propio asesino", expresó con dolor.
Ahora, su familia exige respuestas. ¿Por qué no se hizo un esfuerzo por identificarla antes? ¿Por qué no se les notificó cuando fue encontrada? ¿Quién es responsable de su muerte?
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Alfonso sospecha que alguien cercano a su hija le hizo daño y la desapareció, pero la falta de seguimiento por parte de la fiscalía ha dejado muchas preguntas sin responder. La misma fiscalía admitió que el caso nunca fue investigado adecuadamente y que, por la falta de registros organizados, su cuerpo fue enviado a la fosa común sin que nadie revisara si había denuncias de desaparición coincidentes.
Ahora, la familia de Jessica busca no solo justicia, sino que su historia sirva para evitar que otros pasen por lo mismo. Exigen cambios en el manejo de los registros forenses y que se garantice que las familias sean notificadas cuando una persona desaparecida es hallada sin vida.
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