- 12 de febrero de 2025
María Eugenia, una joven emprendedora, vio cómo su sueño de vender fresas con crema fue truncado cuando autoridades decomisaron su carrito.
El esfuerzo y la dedicación de María Eugenia, una joven venezolana radicada en Chile, se vieron truncados cuando las autoridades municipales decomisaron su carrito de fresas con crema, argumentando la falta de permisos. El video del incidente, donde se observa a funcionarios retirando su puesto y arrojándolo a una camioneta sin consideración, ha causado indignación en redes sociales y abierto el debate sobre el trato a los pequeños emprendedores.
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El sueño de María Eugenia
Desde su llegada a Chile, María Eugenia trabajó arduamente para construir su propio negocio. En un video de TikTok, la joven narró cómo inició su emprendimiento desde cero: aprendiendo a preparar fresas con crema, diseñando su logo y personalizando su carrito con stickers y letreros de madera.
"Mandé a hacer stickers para mis vasitos, ya que me estaban saliendo pedidos. Compré el carrito, yo estaba feliz, no podía creer que ya lo tenía, había que hacerle muchos cambios", relató la joven en su video.
Con esfuerzo y dedicación, María Eugenia logró atraer clientes y su pequeño negocio comenzó a prosperar. "Cada día tenía más y más clientes, la gente estaba muy contenta y me felicitaban por lo lindo que tenía todo [...] cada día me sentía más feliz y agradecida con Dios por cumplirme mis sueños de tener mi propio emprendimiento", compartió en la plataforma.
"Mi corazón se derrumbó por completo"
Todo cambió cuando las autoridades municipales confiscaron su carrito por no contar con permisos. "Mi corazón se derrumbó por completo, la municipalidad me quitó el carrito por vender sin permiso", lamentó María Eugenia.
El video muestra a al menos cinco funcionarios retirando el carrito sin responder a los ruegos de la joven, quien lloraba y gritaba "mi carro" mientras intentaba impedir que se lo llevaran.
El hecho provocó una ola de críticas en redes sociales. "No les costaba nada simplemente decirle que no podía vender, ¿por qué llevarse el carro y peor, por qué tratar lo que no les pertenece de esa manera?", cuestionó una usuaria.
Resiliencia ante la adversidad
A pesar del golpe, María Eugenia no se rindió. Gracias al apoyo de su madre, retomó su negocio improvisando un pequeño puesto con una mesa. "Al día de hoy sigo adelante, dándole gracias a Dios por todo, aún lloro mi carrito, pero soy fiel creyente de que las cosas pasan por algo y que Dios tiene algo muchísimo mejor para mí", afirmó.
El caso ha abierto el debate sobre la regulación del comercio ambulante y la falta de oportunidades para los pequeños emprendedores en diversos países. Mientras tanto, María Eugenia sigue luchando por su sueño, con la esperanza de que, pese a la adversidad, su esfuerzo rinda frutos.
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