YUREI, una película sobre los migrantes japoneses en México, llega a FICUNAM 2024

"Yurei", el primer largometraje cineasta Sumie García, se adentra en la intersección de culturas, historia y danza para explorar las profundidades de la identidad mexicana-japonesa. Este proyecto, que se exhibirá en el Festival Internacional de CineUNAM en su decimotercera edición, destaca no solo por su contenido temático sino también por su enfoque artístico y experimental.

García nos lleva a través de un viaje que trasciende las fronteras geográficas y temporales. La película explora las vidas de los migrantes japoneses en México y los ecos de sus historias en sus descendientes. A través de la danza, una expresión profundamente arraigada en la cultura mexicana y enriquecida por influencias indígenas, europeas y africanas, García revela las emociones y experiencias que las palabras no pueden expresar completamente.

Uno de los aspectos más notables de "Yurei" es su uso innovador de la danza como herramienta narrativa,  integrando elementos del teatro Noh y la danza Butoh, dos formas artísticas japonesas que se centran en la expresividad del cuerpo y el vacío. Esta fusión no solo destaca la herencia cultural compartida, sino que también permite una exploración más profunda de los vacíos y silencios históricos que los descendientes de los migrantes japoneses aún sienten.

El título "Yurei" hace referencia a los fantasmas del folklore japonés, una metáfora que evoca los recuerdos y las historias no contadas de los migrantes japoneses en México. Estos fantasmas, silencios históricos que perviven en la memoria colectiva, son exorcizados a través del arte y la danza en el documental. García captura estos ecos del pasado, ofreciendo una reflexión profunda sobre cómo las historias de migración y adaptación continúan moldeando las identidades contemporáneas.

Entrevista con Sumie Garçia, directora de YUREI

• ¿Qué te inspiró a realizar este documental sobre 'los fantasmas' del folklore japonés y su relación con la cultura mexicana?

Tengo un cortometraje que se llama Relato Familia, que trata sobre un abuelo mío que tenía una tienda de fotografía en Santa María la Rivera, él es japonés y se mudó a la Ciudad de México después de la Segunda Guerra Mundial.  Cuando era adulta me enteré que él fue sobreviviente de la bomba de Hiroshima y ahí es donde me di cuenta cuánto no sabía de mi familia, de la comunidad familia de la comunidad.

De joven sí quizás estaba un poco más involucrada pero con los años me fui separando,  entonces a través de eso conocí una investigadora que su especialidad era migración japonesa México.  Hicimos una dupla increíble,  ella me enseñó muchísimo, me enseñó sobre la historia y de ahí me interesó muchísimo buscar estos testimonios,  más allá de enfocarnos en el folclor japonés, era más en el imaginario que como mexicanos tenemos de lo japonés, que no necesariamente ya es vigente o exista.  Después de nacer y crecer aquí en México cambia mucho la idea de lo que es japonés o no.

• ¿El documental utiliza la danza como un medio narrativo, ¿por qué elegiste la danza y cómo crees que enriquece los testimonios y los paisajes que se ven en el documental?

Algo que me encontré durante la investigación y el desarrollo y en mi propia experiencia era el no saber. Me encontré un par de historias, incluyendo la mía, de esta idea de no pasar tu sufrimiento a la próxima generación y por eso no se comunicaba lo que pasó en la historia;  ese silencio necesitaba una manera de expresarse que iba más allá de las palabras, necesitaba una narrativa que puede dar los descendientes una herramienta,  porque en verdad no sabemos qué sentían,  entonces a través de encontrarme mucho con la coreógrafa y la bailarina Irene a Kiko Ida, pude desarrollar con ella qué queríamos expresar, ella tenía como muchísima libertad, y fuimos dividiendo un progreso de las danzas: empieza con un teatro muy formal que es el teatro Noh con la migración más temprana y queríamos que la danza fuera evolucionando hacia una danza más personal de ella, pasamos través danzas más contemporáneas y al final queríamos que fuera la expresión total de ella.

• ¿Cuál fue el reto para lograr integrar los elementos tradicionales japoneses en el contexto mexicano?

Más que integrar me gustaba mucho el contraste, es integración a través del choque. Pero al mismo tiempo, ya viendo el material,  no se sentía tan desarticulado lo que estaba pasando en términos de danza  en estos contextos, porque si estábamos hablando de algo que ocurrió ahí y creo que lo contextualizamos a través de la historia misma.

• "¿Cómo la estética japonesa en el documental?"

Creo que eso también tiene mucho que ver con con mi formación y como mis intereses, hago fotografía y artes visuales,  entonces todo mi trabajo trabajo tiene muchísimo que ver con el paisaje, pero justo vi Perfect Days y me gustó gustó muchísimo,  sentí una resonancia muy fuerte,  y al final siento que hay muchas raíces que nos influyen  visualmente también como artistas,  que luego no te das cuenta y creo que eso es algo que me di cuenta,  yo tenía muchísimas cosas que veían en común mío con alguien en Ensenada que no tiene nada que ver conmigo, pero tuvieron este crecimiento en una casa mixta japonesa, entonces creo que sí hay elementos culturales que se permean en la manera en la que contemplamos. Pero durante el desarrollo y la investigación de la película  me puse a leer muchísimo sobre estética japonesa, un libro muy influyente para mí fue  El elogio de la sombra de Jun'ichiro Tanizaki, entonces digamos que hubo una influencia subconsciente y una muy consciente de querer replicar estas cosas.

A mí también me gusta el anime, sí hay mucho de anime,  le decimos como la construcción del mundo, planos contemplativos que no avanzan la historia,  pero te cuentan en el mundo en el que vivimos,  como Evangelion que hay como mucho de paisaje vacío y todo armado antes de que empiecen las peleas , entonces también esta esa experiencia moderna o contemporánea.

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