- 19 de diciembre de 2024
Levantamuertos tendrá su estreno en el Festival de Cine de Rotterdam
La muerte nunca ha sido un tema fácil de abordar, pero en México ha adquirido una dimensión cultural única, en la que, además del luto, también se convierte en una celebración y fiesta.
En "Levantamuertos", el cortometraje de José Eduardo Castilla Ponce, la muerte no se enfrenta con solemnidad, sino con una mirada irónica, absurda y decididamente festiva.
Este segundo proyecto de Castilla Ponce, tras el éxito de Aguacuario en la Berlinale, se presentará en la sección Short and Middle Length del Festival de Cine de Rotterdam, que se celebra del 30 de enero al 9 de febrero de 2025.
¿De qué trata Levantamuertos?
"Levantamuertos" narra la historia de Chuy, un solitario embalsamador que, tras encontrar el cadáver de Kevin, un viejo compañero de la infancia y su principal acosador, decide emprender un road trip con el fin de recuperar una fortuna enterrada por el fallecido.
A lo largo del viaje, el protagonista se enfrenta no solo a la relación con su antiguo bullying, ahora convertido al catolicismo, sino también a los inevitables cuestionamientos sobre la vida y la muerte, al ritmo de la cumbia.
La película cuenta con la actuación estelar de la legendaria actriz y vedette Lyn May, quien hace su triunfal regreso al cine ahora en el papel de la bailarina Cleopatra, la cual se cruzará con Chuy y Kevin en medio del viaje que realizan.
En entrevista con el director Castilla Ponce, y el actor, Vitter Leija, pudimos conocer más sobre el proceso creativo detrás de esta arriesgada pero divertidísima propuesta.
El origen de "Levantamuertos"
La idea de Levantamuertos surgió hace algunos años cuando Castilla Ponce se propuso abordar la muerte desde una perspectiva diferente. "Me impresionaba que casi todo el cine trata la muerte de una manera solemne", comenta el director.
"En la vida real, especialmente en México, estamos tan acostumbrados a la muerte que a menudo, incluso en funerales, la gente hace chistes o celebra la vida del fallecido, y quería explorar ese contraste", dijo.
El director también se inspiró en una noticia que vio sobre unas personas que, al perder a su abuelo fuera de su estado de origen, decidieron llevárselo de vuelta en coche para evitar los trámites burocráticos.
Esta imagen, de un "road trip con un cadáver", fue el inicio de la historia que, con el tiempo, se fue enriqueciendo con la incorporación de la cumbia, el cine de Serie B y un particular toque del estilo de ficheras, tan presente en la cultura mexicana de los años 70 y 80.
"A mí me encanta el cine de serie B porque justo que luego siento que sigue siendo el cine que rompió con el buen gusto para ciertas personas, pero también como drama, estéticamente y narrativamente, tienen unas cosas loquísimas que a mí me encantaban, entonces ahí fuimos agarrando un montón de estas cosas y fuimos construyendo esta estética, que nosotros creíamos que acompañaba súper bien a esta historia, súper decadente y rancia, pero también como súper luminosa y colorida, entonces aprovechamos esto, tuvimos la oportunidad de filmar en 16 mm en Super 16, entonces fue como reventar el grano, o sea, como si te estamos teniendo está por esta posibilidad de filmar, que es ya básicamente un lujo", dijo.
El uso del formato Super 16mm, junto con las limitaciones de material, contribuyó a crear esa atmósfera única que, lejos de ser un obstáculo, se transformó en una característica distintiva de la película. "Tuvimos que adaptarnos a las circunstancias, incluso cuando el material se veló. Pero al final, eso se sumó a la estética general", añade el director.
Por su parte, el actor Vitter Leija, quien interpreta a Kevin, enfrentó un desafío importante: su personaje no podía mover la boca, ya que está muerto. Por ello, tuvo que ensayar cómo hablar sin que se notaran movimientos en su rostro.
"Al principio, me costó mucho trabajo", comparte Leija. "Tuvimos que ensayar cómo decir los textos sin mover los labios, lo cual fue una gran dificultad, pero me encantó el reto". El resultado fue sorprendente, ya que incluso los diálogos podrían haberse confundido con una voz en off.
La química entre Leija y su compañero de reparto, David Illescas, quien interpreta a Chuy, también fue clave para la construcción del cortometraje. "Desde el primer momento trabajamos muy bien juntos", comenta Illescas. "Lalo, el director, fue fundamental para que nuestra relación fuera tan natural".
Uno de los aspectos que más destaca en la película, es su capacidad para mezclar el humor absurdo y oscuro con una profunda honestidad. La película no solo busca hacer reír, sino también invitar a la reflexión sobre el perdón, la muerte y la redención.
"La comedia que logramos tiene mucho que ver con el talento de Bitter y David. Desde los ensayos, estábamos improvisando y divirtiéndonos, y eso se sintió en la película. Todo fluía naturalmente", explica Castilla Ponce. Leija, por su parte, añade que "el guion ya tenía una gran base cómica, pero cuando comenzamos a trabajar con los actores, todo se volvió aún más divertido".
El director y los actores se sienten emocionados por el hecho de que Levantamuertos haya sido seleccionado en el Festival de Cine de Rotterdam. "Este corto nos costó mucho trabajo", dice Castilla Ponce, "y me emociona que ahora esté teniendo la oportunidad de llegar lejos".
Finalmente, Leija resalta el esfuerzo colectivo detrás de la película: "Es un proyecto muy honesto y creo que refleja perfectamente la esencia de Lalo. Me siento muy afortunado de haber formado parte de él".
Con su estreno mundial en Rotterdam, Levantamuertos promete llevar un pedazo de humor y la festividad que tanto caracteriza a la muerte en México, a otros rincones del mundo, a través de una visión única, irreverente y profundamente humana.
Un breve comentario
Levantamuertos destaca no solo por su enfoque sobre la muerte, sino también por la impecable construcción de todos sus elementos cinematográficos. La música, con su cumbia pegajosa, se convierte en un personaje más que resalta la celebración de la vida y la muerte, mientras que la fotografía y el vestuario aportan una textura que refuerza la estética decadente, pero también luminosa.
El guion logra un equilibrio perfecto entre el humor y el drama, sin perder nunca su honestidad y autenticidad. Cada palabra y cada escena se siente genuina, lo que permite que el espectador se conecte profundamente con la historia.
Finalmente, las actuaciones, especialmente las de los protagonistas, dan vida a personajes inolvidables con una química palpable. La capacidad de estos actores para expresar emociones complejas sin necesidad de palabras, sumada a la sutileza de sus gestos, transforma la película en una experiencia visceral y única.
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