“Como migrantes, siempre tenemos nostalgia”: La Raya celebra el chatino en el FICM

La película "La Raya”, dirigida por Yolanda Cruz, debutó a nivel mundial en el 22° Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) como parte de la selección oficial de largometraje mexicano. 

En la cinta, la vida en el casi desierto pueblo de La Raya da un giro inesperado cuando Sotera Santos, una niña de 11 años, y su amigo Erick encuentran un refrigerador abandonado. En un principio, su objetivo es simple: vender el electrodoméstico y sacar un beneficio. Sin embargo, el refrigerador pronto comienza a revelar secretos de quienes se le acercan, transportándolos a recuerdos y sentimientos del pasado. 

Para Cruz, esteobjeto mágico simboliza el anhelo por aquellos seres queridos que migraron en busca de un futuro mejor. “Como migrantes, siempre tenemos nostalgia… este elemento del refri te puede transportar a tu ser querido”, explicó la directora en entrevista con Quinto Poder, destacando la profundidad emocional que deseaba imprimir en esta historia.

La Raya marca el regreso de Cruz a su comunidad y al uso del realismo mágico, un recurso que, según la cineasta, nace naturalmente de su entorno. “Nosotros hemos crecido con la literatura de realismo mágico… y siempre estamos comunicándonos con el mundo interior y exterior”, comentó.

Con este filme, Cruz buscó evitar que el relato se limitara a una representación documentalista de su pueblo, dejando que la imaginación y el misterio fueran elementos centrales de la narrativa. “Lo que quería hacer era transportar a los niños y el público a otro mundo”, mencionó, una intención que le permitió conectar con la audiencia a través de un lenguaje cinematográfico simbólico.

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La importancia de la lengua chatina

Otro aspecto importante para la cineasta fue filmar en lengua chatina, su idioma materno. “Yo lhablo tres lenguas… Era importante para mí recalcar y hacer una película en mi lengua materna”, explicó Cruz. La película, hablada en chatino, español e inglés, le permitió no solo representar a su comunidad en la pantalla grande, sino también abrir una conversación sobre la importancia de preservar y visibilizar las lenguas indígenas en el cine.

“Para mí es muy importante traer esto a la mesa de diálogo del cine mexicano”, afirmó, reconociendo que este esfuerzo representa un homenaje a sus raíces.

La Raya también explora las complejidades de la experiencia migrante, especialmente el regreso de quienes, en lugar de lograr el llamado “sueño americano”, deciden volver a sus comunidades en México.

“Casi la mayoría de nuestras comunidades son migrantes… yo quería retratar qué pasa con los que regresamos… ¿Cómo nos ven? Pues somos los fracasados, porque tuvimos el sueño americano, pero no lo hicimos”, explicó Cruz, abordando de manera frontal la realidad de quienes regresan y el estigma que a menudo enfrentan en sus comunidades de origen. 

La directora expresó su emoción por el estreno de La Raya en el FICM, un festival que considera un espacio acogedor y significativo para su trabajo. “Estoy contenta de representar a mi comunidad… y de las historias que tenemos, simplemente su dolor, poder estar con eso”, compartió Cruz, reconociendo el valor de poder presentar su obra en uno de los eventos cinematográficos más importantes de México. 

Para Cruz, su tierra natal, la sierra de Oaxaca, no es solo el contexto donde se desarrolla la historia, sino un protagonista que da forma a la narrativa. Con su segundo largometraje, la directora invita al público a explorar temas de arraigo y migración, encapsulados en un relato que fusiona el realismo mágico con la vida cotidiana. Así, La Raya se convierte en un vehículo para reflexionar sobre la migración y la nostalgia, elementos que se entrelazan y encuentran una salida en la imaginación y la poesía visual del cine de Yolanda Cruz.

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