- 13 de septiembre de 2024
Víctor Hernández, el propietario afectado, exige compensación mientras espera respuestas de las autoridades y la empresa responsable
La tragedia se desató en las obras del Tren Interurbano México-Toluca, y Víctor Hernández, dueño de la camioneta aplastada por una dovela de 90 toneladas, casi rompió en llanto al relatar que no ha recibido ningún pago por su unidad que, según él, representaba todo en su vida. La situación se torna más angustiante, ya que las autoridades le piden documentos que acrediten la propiedad del vehículo, mientras él espera ansioso una compensación que le permita recuperar parte de lo perdido.
Víctor Hernández no pudo contener las lágrimas al hablar sobre la camioneta que representaba más que un vehículo: era un esfuerzo, un sacrificio y una herramienta vital en su vida. El coraje que siente al verla hecha trizas tras el accidente en las obras del tren es palpable, y sus palabras reflejan la frustración de no obtener respuestas ni compensación.
"Para mí, lo era todo", expresó Hernández al describir la camioneta. Era una tipo camper, una inversión que representaba sacrificio y esfuerzo. La falta de comprensión por parte de quienes no le han pagado genera un sentimiento de injusticia, ya que, para él, la camioneta tenía un valor que va más allá de lo material.
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A pesar de la magnitud del accidente, las autoridades solicitan documentos que acrediten la propiedad del vehículo, sumando más frustración para Hernández. Mientras se espera que la burocracia avance, el afectado exige respuestas y una compensación justa por la pérdida de su valiosa camioneta.
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Una sombra de incertidumbre se cierne sobre el futuro de Víctor Hernández. Temores de que le atribuyan la culpa por tener su vehículo debajo de la obra se mezclan con la esperanza de una respuesta positiva. En este tenso momento, el afectado se aferra a la esperanza de que las autoridades y la empresa responsable actúen con prontitud y justicia.
Las autoridades aseguran que el pago podría ser cuestión de días, pero la empresa responsable de la grúa indica que podría llevar hasta tres meses. La prolongada espera agrega más presión y ansiedad a un dueño que busca reponer lo irremplazable: su camioneta.
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