- 01 de octubre de 2024
A dos días de que se cumplan 10 años de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, la CDMX vive un fuerte despliegue de seguridad ante las movilizaciones en busca de justicia.
Las inmediaciones del Senado de la República fueron escenario de un tenso episodio cuando un grupo de presuntos normalistas lanzó petardos contra el edificio legislativo. Las acciones se enmarcan en las protestas por el décimo aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, un evento que ha generado indignación y movilizaciones a lo largo de todo el país.
El incidente provocó daños a la infraestructura del recinto y llevó a un importante despliegue de fuerzas policiales en la zona. Las autoridades capitalinas han intensificado la seguridad no solo en el Senado, sino también en otros puntos estratégicos de la ciudad, en previsión de más manifestaciones relacionadas con la conmemoración de Ayotzinapa.
Una jornada marcada por la tensión
A tan solo dos días de la esperada Marcha Nacional, que rememora la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural ´Isidro Burgos´ de Ayotzinapa, las protestas han ido en aumento en la Ciudad de México. Los normalistas han protagonizado diversas movilizaciones que, en varias ocasiones, han terminado en actos de confrontación.
Estas protestas también incluyeron pintas en las paredes del Senado y el lanzamiento de petardos, actos que fueron condenados por algunos legisladores presentes en ese momento, pese a esto los normalistas no se detuvieron y su justificación esta basada en la búsqueda de respuestas en el caso que pese a que han pasado diez años, todo sigue sin resolverse.
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Los senadores, que se encontraban en plena sesión al momento del incidente, fueron sorprendidos por el estruendo de los cohetones, lo que provocó la evacuación de varios de ellos hacia sus oficinas. Algunos legisladores comentaron que, más que simples petardos, lo que escucharon parecían explosiones de mayor potencia.
Blindaje del Senado ante las protestas
En previsión de posibles altercados, la sede del Senado había sido "blindada" desde la noche anterior. Se instalaron vallas metálicas y se reforzó la seguridad alrededor del edificio, un esfuerzo que buscaba prevenir cualquier intento de irrupción violenta, como el que ocurrió días antes cuando empleados del Poder Judicial tomaron temporalmente el inmueble durante una discusión sobre la reforma judicial.
El presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, había emitido una circular en la que se restringía el acceso al recinto legislativo a solo senadores y personal de enlace, una medida que buscaba evitar más disturbios en medio de las manifestaciones.
En un comunicado publicado en el sitio oficial del Senado, Fernández Noroña explicó que la decisión se tomó para "garantizar el desarrollo libre y seguro de las sesiones", subrayando que la prioridad era mantener la integridad de los legisladores y el correcto funcionamiento del cuerpo legislativo.
Un contexto de movilización nacional
Desde el inicio de la semana, simpatizantes del movimiento de Ayotzinapa han organizado una serie de manifestaciones en puntos clave de la capital. El lunes, se registró un lanzamiento de petardos en las instalaciones de la Secretaría de Gobernación, y se espera que el próximo jueves, durante la Marcha Nacional, los manifestantes pasen nuevamente frente al Senado, lo que ha generado preocupación entre las autoridades por posibles nuevos incidentes.
La marcha del jueves, que partirá del Ángel de la Independencia y culminará en el Zócalo capitalino, se perfila como uno de los momentos más importantes de la conmemoración por Ayotzinapa. Esta movilización se ha convertido en un símbolo de la exigencia de justicia para los 43 estudiantes desaparecidos, y cada año congrega a miles de personas, incluyendo familiares de las víctimas.
Sesiones del Senado en medio del conflicto
A pesar del caos generado por las protestas, el Senado de la República continuó con su agenda programada para este martes. Durante la primera sesión del día, se presentó en primera lectura el dictamen de la reforma constitucional que busca transferir el control de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), una medida que ha generado intensos debates y división en la opinión pública.
Se espera que la enmienda constitucional sea aprobada con mayoría calificada a más tardar este miércoles, para luego ser enviada a los congresos estatales donde también deberá ser discutida y ratificada.
Sin embargo, el ambiente de tensión generado por las protestas externas no ha dejado indiferentes a los legisladores. El senador zacatecano Saúl Monreal defendió la decisión de instalar vallas de protección alrededor del Senado, argumentando que era una medida necesaria para garantizar la seguridad tanto de los senadores como de los empleados del recinto.
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Un aniversario lleno de dolor y exigencias
El décimo aniversario llega en un momento crítico para el país, donde la sociedad sigue demandando respuestas claras sobre el paradero de los jóvenes y las responsabilidades detrás de los hechos. A lo largo de los años, se han realizado varias investigaciones, algunas de ellas contradictorias, lo que ha generado frustración tanto entre los familiares de las víctimas como entre los ciudadanos que acompañan la lucha por la justicia.
La desaparición de los estudiantes, ocurrida en septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, sigue siendo uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de México. A pesar de los esfuerzos del gobierno por esclarecer el caso, la verdad completa sigue sin conocerse, y los responsables intelectuales y materiales continúan impunes. Las protestas que se llevan a cabo actualmente en la Ciudad de México son un recordatorio de que, diez años después, las heridas siguen abiertas y la exigencia de justicia es más fuerte que nunca.
La movilización que se avecina
Con el paso de los días, las autoridades locales y federales han intensificado las medidas de seguridad en la capital, conscientes de que la marcha del jueves podría congregar a una gran cantidad de manifestantes. Las vallas metálicas colocadas alrededor de los edificios gubernamentales y los despliegues policiales son un reflejo del temor a que las manifestaciones puedan derivar en actos de violencia, como ha sucedido en ocasiones anteriores.
A pesar de estos esfuerzos, el mensaje de los manifestantes es claro, no descansarán hasta que se haga justicia para los 43 de Ayotzinapa. Los petardos lanzados al Senado, las pintas en las paredes y las movilizaciones en la ciudad son muestras del enojo acumulado durante una década de impunidad, y de la determinación de seguir exigiendo verdad y justicia.
En este contexto, la Ciudad de México se prepara para una semana llena de tensión y movilización social, donde el recuerdo de los estudiantes desaparecidos sigue siendo un motor de lucha para miles de personas que buscan no solo justicia, sino también el fin de la impunidad en el país.
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