PROTESTAS POR AYOTZINAPA
Normalistas lanzan explosivos a la Segob a 10 años de la desaparición de los 43
Normalistas lanzaron petardos hacia las instalaciones de la Secretaría de Gobernación, generando tensión y daños materiales en medio de las manifestaciones por el Caso Ayotzinapa.
A solo días de que se cumplan 10 años de la trágica desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, los estudiantes y familiares de las víctimas intensificaron sus protestas este martes. Desde las calles de la Ciudad de México, los manifestantes llegaron hasta la Secretaría de Gobernación (Segob), donde lanzaron petardos, causando daños materiales y obligando a reforzar las medidas de seguridad en la dependencia. Sin embargo, su exigencia sigue siendo la misma desde hace una década: justicia.
Un mitin que escaló a detonaciones
La tarde de este martes, normalistas de Ayotzinapa y familiares de los 43 estudiantes desaparecidos, se congregaron en la Avenida Bucareli, frente a las instalaciones de la Secretaría de Gobernación. El motivo, como en otras ocasiones, era claro: visibilizar la lucha por los estudiantes que desaparecieron en la fatídica noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
Con pancartas y consignas que exigían respuestas por parte del gobierno, la movilización mantuvo un tono pacífico durante las primeras horas. Sin embargo, al término del mitin, un grupo de jóvenes con el rostro cubierto comenzó a lanzar artefactos explosivos tipo petardo hacia el interior del edificio federal.
Según reportes y testimonios en el lugar, al menos 10 petardos fueron arrojados desde la reja que protege la Segob, causando daños en ventanas y macetas. Las detonaciones, que generaron humo blanco, encendieron las alarmas entre los presentes. A pesar de la tensión, no se reportaron personas lesionadas. "Háganse a un lado, háganse a un lado", gritaban los encapuchados mientras lanzaban los explosivos.
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Un aniversario marcado por la desesperación
La protesta ocurre en un contexto especialmente significativo: se acerca el décimo aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural 'Raúl Isidro Burgos'. Con cada año que pasa, las esperanzas de encontrar justicia para los normalistas parecen desvanecerse, mientras los familiares continúan exigiendo respuestas concretas y acciones contundentes por parte de las autoridades.
Desde el 2014, el Caso Ayotzinapa ha sido un símbolo de la impunidad y la ineficiencia del sistema judicial mexicano. Aunque el gobierno ha implementado diversas investigaciones, los avances han sido limitados, y muchos de los responsables siguen sin ser llevados ante la justicia. Este panorama ha llevado a las familias de los desaparecidos a intensificar sus manifestaciones en los últimos años.
La respuesta de la Segob
Después de las detonaciones, el personal de seguridad de la Segob reaccionó rápidamente, reforzando las medidas de protección dentro del edificio. Aunque no se reportaron heridos, los daños materiales fueron evidentes: vidrios rotos y algunas áreas afectadas por los explosivos. Sin embargo, los disturbios no terminaron ahí.
Según los brigadistas de la Brigada Marabunta, quienes acompañaron la movilización, desde el interior de la Secretaría se lanzó gas lacrimógeno hacia los manifestantes, aunque en cantidades pequeñas. "Es una cápsula muy pequeña, pero nos afectó a la mayoría", declaró un miembro de la brigada. Este hecho, sumado a las explosiones, agravó la situación, generando un ambiente aún más tenso.
Los normalistas, al concluir la acción, abordaron varios autobuses que los esperaban en la Avenida Bucareli y se retiraron del lugar. Antes de su partida, pintaron consignas en las paredes de la Segob, exigiendo justicia por los 43 desaparecidos.
¿Qué exigen las familias de Ayotzinapa?
El dolor y la indignación de los familiares de los 43 normalistas desaparecidos no han disminuido con el paso del tiempo. A lo largo de estos diez años, han enfrentado múltiples promesas incumplidas, investigaciones fallidas y la falta de transparencia por parte de las autoridades, en especial de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
El pasado 27 de agosto, las familias decidieron romper el diálogo con el presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo, acusando a las autoridades de no mostrar avances significativos en la investigación. En particular, señalaron la nula disposición de la Sedena para proporcionar información clave sobre lo que realmente ocurrió la noche del 26 de septiembre de 2014.
Vidulfo Rosales, abogado y vocero de las familias, ha sido claro en sus declaraciones: el actual gobierno no ha mostrado la voluntad política necesaria para resolver el caso. Sin embargo, las familias mantienen la esperanza de que la próxima administración, encabezada por Claudia Sheinbaum Pardo, pueda ofrecer una solución.
"Esperamos que haya un cambio de actitud. Que de verdad se abran los archivos y se colabore con las investigaciones. Esto no puede quedar así", expresó Rosales ante los medios.
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Una protesta que paralizó la ciudad
Desde temprano, los manifestantes comenzaron a llegar a la Ciudad de México a bordo de decenas de autobuses provenientes de Guerrero. Minutos antes del mediodía, la Avenida Bucareli ya estaba repleta de estudiantes, padres y activistas. El flujo vehicular en la zona se vio interrumpido durante varias horas, afectando a miles de conductores.
Aunque la vialidad fue reabierta poco después de la detonación de los petardos, el caos y la confusión que generó el incidente fueron evidentes. Las autoridades de la CDMX, por su parte, no intervinieron directamente en la manifestación, limitándose a vigilar la situación desde las cercanías.
Rumbo al Antimonumento +43
Tras la manifestación en la Segob, los normalistas y familiares de los desaparecidos tenían programado movilizarse hacia el Antimonumento +43, ubicado en la Avenida Paseo de la Reforma, frente a las oficinas del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México. Este monumento, erigido en honor a los 43 estudiantes desaparecidos, ha sido un punto de referencia constante en las protestas y conmemoraciones relacionadas con el caso Ayotzinapa.
El Antimonumento no solo es un recordatorio de la tragedia, sino también un símbolo de la lucha continua por justicia en un país donde la impunidad y la violencia han marcado profundamente la vida de miles de familias. Cada año, las marchas y manifestaciones terminan frente a este punto, donde se realizan actos conmemorativos y se exige nuevamente la resolución del caso.
La lucha que no cesa
A 10 años de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la exigencia de justicia sigue siendo tan fuerte como el primer día. Las familias, que han enfrentado una interminable batalla contra el sistema judicial mexicano, no descansarán hasta obtener respuestas. Cada año que pasa sin una resolución alimenta la frustración y el dolor, y la falta de avances concretos solo acrecienta la sensación de impunidad.
El caso Ayotzinapa se ha convertido en un emblema de la lucha contra la corrupción y la violencia en México. Mientras no se esclarezca lo que ocurrió aquella noche en Iguala, el país seguirá enfrentando un profundo desafío en su sistema de justicia.
En las palabras de Vidulfo Rosales: "Este no es solo un caso más. Es un ejemplo de lo que vivimos todos los días en México. Pero no nos rendiremos. Seguiremos luchando hasta encontrar la verdad y llevar a los responsables ante la justicia".
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