- 01 de octubre de 2024
Este grupo fue liderado por Adolfo de Jesús Constanzo, quien se apoyó de Sara Aldrete, que fue sentenciada a más de 500 años de prisión
En la década de 1980, una secta criminal conocida como "Los Narcosatánicos" combinó el narcotráfico con prácticas de santería y rituales de sacrificio humano, aterrorizando tanto a México como a Estados Unidos.
El grupo fue liderado por Adolfo de Jesús Constanzo, un narcotraficante y brujo que se hacía llamar "El Padrino", y su cómplice Sara Aldrete, apodada "La Madrina" quienes supuestamente realizaban sacrificios humanos con la creencia de que estos les otorgaban protección sobrenatural en sus actividades criminales, tanto a ellos como a sus clientes.
¿Quiénes fueron los narcosatánicos?
El caso que llamó la atención internacional ocurrió en Matamoros, Tamaulipas, en 1989, cuando las autoridades estadounidenses investigaban la desaparición de Mark Kilroy, un estudiante de Texas que había cruzado la frontera para pasar las vacaciones de primavera.
Tras una intensa búsqueda, se descubrió que Kilroy había sido secuestrado y brutalmente asesinado en un rancho utilizado por los Narcosatánicos, quienes lo sacrificaron como parte de un ritual.
El hallazgo de su cuerpo y el de otras víctimas conmocionó a ambos países, revelando la magnitud de los crímenes cometidos por la secta.
Constanzo y Sara Aldrete al frente
Tras estos eventos, las autoridades mexicanas comenzaron a buscar a los responsables, lo que llevó a la secta a huir a la Ciudad de México; Constanzo y Aldrete, junto a otros miembros del grupo, se refugiaron en un departamento en la colonia Cuauhtémoc.
Sin embargo, las autoridades lograron localizarlos. En una operación policial en mayo de 1989, Adolfo Constanzo, al verse acorralado, ordenó a uno de sus seguidores que lo matara para evitar ser capturado. El líder de los Narcosatánicos fue asesinado a tiros dentro del departamento, poniendo fin a su reinado de terror.
Sara Aldrete, ¿víctima o cómplice?
Sara Aldrete, junto con otros miembros de la secta, fue arrestada y condenada por los crímenes que habían cometido en su mayoría Adolfo Constanzo; en total le dieron 500 años de prisión.
Hasta la fecha, el caso de los Narcosatánicos sigue siendo uno de los episodios más oscuros y aterradores en la historia criminal de México, destacando la peligrosa mezcla de narcotráfico y creencias ocultistas.