- 01 de octubre de 2024
Bloqueos, asesinatos y balaceras sumen a la capital sinaloense en el caos mientras la guerra del narcotráfico persiste.
Los habitantes de Culiacán vivieron una vez más, una semana infernal. Los enfrentamientos entre facciones del Cártel de Sinaloa dejaron muertos, heridos y un ambiente de terror con una narcoguerra que parece no tener fin. Mientras las autoridades luchan por contener la violencia, la población sigue atrapada entre el miedo y la incertidumbre.
La capital de Sinaloa se encuentra sumida en un caos desde el inicio de la semana. La violencia, desatada por enfrentamientos entre grupos armados vinculados al narcotráfico, ha paralizado a la ciudad, donde los asesinatos, bloqueos y balaceras se han convertido en una cruda rutina. Mientras sus habitantes, desconcertados y aterrorizados, buscan protegerse.
Un conflicto que estremece a toda la ciudad
La violencia ha obligado a los habitantes a refugiarse en sus hogares, mientras los disparos y los bloqueos hacen eco en las calles. Las autoridades han tardado en responder, y los ciudadanos, desbordados por la incertidumbre, han tomado medidas por su cuenta, muchas veces impulsadas por rumores que circulan en redes sociales.
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En un intento por sembrar el terror, los grupos criminales han despojado vehículos particulares y transportes de carga para incendiarlos y utilizarlos como barricadas. Además, han desplegado trampas con ponchallantas que han causado graves daños a los automóviles de conductores inocentes, ajenos a la guerra territorial que se libra en la zona.
El lunes amaneció con violentos enfrentamientos en el casco urbano y bloqueos a la salida sur de la ciudad, particularmente en la carretera libre a Mazatlán. Los balazos ya han cobrado víctimas colaterales. Cuatro personas, entre ellas tres hombres y una mujer, resultaron heridas mientras se dirigían a sus trabajos. Estas escenas de violencia se han replicado, como la sindicatura de Costa Rica y El Carrizal.
Los choques se intensificaron en la carretera que conecta a Eldorado con Villa Juárez, Navolato. El transporte público, en un intento desesperado por proteger a sus conductores, suspendió operaciones, dejando a los ciudadanos varados en zonas vulnerables de la ciudad.
La violencia se extiende y el caos se multiplica
El martes no fue distinto. En varios sectores de la ciudad, la violencia continuó, mientras los habitantes observaban con horror los convoyes armados circulando libremente por las calles. Videos que inundaron las redes sociales mostraban a sicarios armados, algunos encapuchados, amenazando a sus rivales con audios interceptados por radiofrecuencia, donde se anunciaban sangrientas batallas.
El temor hizo eco en las instituciones educativas, y universidades como la Universidad Autónoma de Sinaloa y la Universidad Autónoma de Occidente ya que suspendieron clases para proteger la vida de sus estudiantes. Ese mismo día, la violencia cobró la vida de uno de los dos militares que resultaron heridos en enfrentamientos previos.
Los bloqueos alcanzaron otras localidades, como Elota, y la autopista Mazatlán-Culiacán se vio obstruida por el despojo de tráileres que fueron incendiados para cerrar el acceso en ambas direcciones. En Barrancos, la quema de un camión de la compañía Coca-Cola paralizó el tránsito, mientras los conductores se veían atrapados en interminables filas en las carreteras.
Ante el temor de que los enfrentamientos se extendieran a Mazatlán, algunas escuelas decidieron cerrar sus puertas, aunque esta medida no fue ordenada oficialmente por la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC).
Una violencia que pretende no dar tregua
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, admitió que la situación en la ciudad podría seguir deteriorándose. En un comunicado, Rocha Moya señaló que las confrontaciones entre los grupos delictivos continuarán, aunque aseguró que las autoridades ya tienen una estrategia para enfrentar la violencia.
A pesar de estos esfuerzos, la realidad es que el jueves la violencia alcanzó nuevos niveles de brutalidad. Desde la madrugada, se reportaron varios secuestros en distintos puntos de la ciudad. Al menos seis personas fueron levantadas, mientras los culiacanenses observaban impotentes cómo la inseguridad sigue extendiéndose sin control.
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Empresas paralizadas, la economía afectada
Los enfrentamientos también han golpeado duramente a las empresas que operan en la región. Desde el lunes, Culiacán ha sido testigo de camiones incendiados, bloqueos de carreteras y un cese en la distribución de mercancías. Esto ha provocado el cierre de tiendas y supermercados, generando compras de pánico entre los ciudadanos.
Uno de los incidentes más compartidos en redes sociales fue el ataque a un camión de refrescos, que se convirtió en una imagen icónica de la violencia que se vive en la ciudad. Arca Continental, la empresa encargada de la distribución de los productos, decidió suspender temporalmente sus operaciones en algunas zonas, aunque no ha emitido declaraciones oficiales al respecto.
Supermercados como Walmart y Soriana también han tomado medidas ante la crisis de seguridad. En videos compartidos en TikTok, se observa cómo los productos escasean en las tiendas, mientras los consumidores forman largas filas para abastecerse antes de que las tiendas cierren. Oxxo, la cadena de tiendas de conveniencia, informó que ha implementado medidas preventivas para salvaguardar a sus empleados.
El impacto de la violencia no se limita a las grandes corporaciones. Grupo Coppel, con sede en Culiacán, ha fortalecido sus protocolos de seguridad, ofreciendo transporte a sus empleados y restringiendo las rutas de distribución en las zonas más peligrosas. La incertidumbre sobre el futuro inmediato ha llevado al gobierno del estado a suspender las celebraciones del 15 de septiembre, en un esfuerzo por evitar más tragedias.
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Los enfrentamientos no cesan
El jueves, un enfrentamiento entre el Ejército Mexicano y un grupo armado dejó como saldo un militar herido. El incidente ocurrió en la carretera Internacional México 15, cerca de un parque acuático, cuando los militares interceptaron a sospechosos que viajaban en vehículos de reciente modelo.
El tiroteo derivó en una persecución que terminó con la captura de varios vehículos, aunque las autoridades aún no han confirmado el número exacto de detenidos. En el operativo, participaron unidades aéreas de la Fuerza Aérea Mexicana, que buscaron a los responsables que lograron escapar.
La noche del jueves, varios puntos de la ciudad fueron incendiados por grupos desconocidos. En videos compartidos en redes sociales, se observan fogatas en las principales avenidas, cerca de un corredor gastronómico donde se ubican puestos de comida. Las llamas iluminaban la noche, mientras el miedo sigue creciendo entre los habitantes.
En cada esquina de la ciudad se respira el temor. La violencia no da tregua, y mientras las autoridades tratan de restablecer el orden, los ciudadanos se preguntan cuánto tiempo más podrán soportar este clima de guerra. Las palabras del gobernador, no logran tranquilizar a una población que ha visto cómo sus calles se han convertido en campos de batalla.
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