- 01 de octubre de 2024
Durante las más de tres décadas que estuvieron casados, la pareja no solo creó el imperio que ahora tiene el hombre más rico de México, sino que también participaron en causas altruistas.
Carlos Slim, uno de los hombres más ricos de México, cuya mente está puesta en los negocios es también uno de los más románticos. Hace 56 años, el 28 de abril de 1966, juró amor eterno a Soumaya Domit Gemayel, su compañera de vida. Aunque falleció el 7 de marzo de 1999, Slim ha mantenido vivo su legado a través de diversos proyectos y homenajes que reflejan el profundo vínculo que los unía, trascendiendo el tiempo y el espacio.
En la actualidad, el empresario nacido el 28 de enero de 1940 en la Ciudad de México, es ampliamente reconocido como uno de los hombres más exitosos en el mundo. Desde muy joven, Slim mostró una inteligencia notable, una curiosidad insaciable y ética de trabajo que lo llevarían a construir su vasto imperio empresarial.
Tras obtener su licenciatura en ingeniería civil en la UNAM, incursionó en los negocios, forjando el camino hacia su éxito. Fue en esa etapa de su vida cuando conoció a Soumaya, una joven de origen libanés, que pronto se convertiría en el amor de su vida.
Los inicios de un amor a primera vista
El romance entre Soumaya y Carlos comenzó en su adolescencia. Se conocieron cuando ella tenía 15 años y él 24, en el exclusivo barrio de Polanco, Ciudad de México. Sus madres eran buenas amigas. Se dice que un día la madre de Carlos fue a casa de la familia Domit, y él decidió acompañarla. Ahí fue donde la vio por primera vez, quedando flechados.
Después de unos años de relación, la pareja se casó en 1966. Soumaya y Carlos formaron una sólida familia con seis hijos: Carlos, Marco, Patrick, Soumaya, Vanessa y Johanna.
Durante las más de tres décadas que estuvieron casados, Soumaya se convirtió en un pilar fundamental para Carlos Slim, brindándole apoyo en su carrera empresarial y en sus labores filantrópicas. Ella se caracterizaba por ser cariñosa y nada pretenciosa, y siempre se preocupaba por las luchas sociales y ayudar a quien pudiera.
A medida que el imperio empresarial de Carlos se expandía, Soumaya estuvo a su lado, ofreciéndole apoyo y aliento inquebrantables en todo momento. Aun con la carga de trabajo de negocios de Carlos, la pareja siempre se tomaba tiempo el uno para el otro, apreciando los simples momentos de unión que les traían inmensa alegría y satisfacción.
El adiós al amor de su vida
El 7 de marzo de 1999, Soumaya falleció debido a problemas renales, una pérdida devastadora para Carlos Slim. Sin embargo, en lugar de rendirse al dolor, decidió honrar la memoria de su esposa con importantes iniciativas, como la creación del Museo Soumaya, en su nombre.
La profunda conexión entre Carlos y Soumaya sigue siendo fuente de inspiración. A través de la Fundación Carlos Slim, ha impulsado proyectos que mejoran la vida de millones de personas, reflejando los valores de compasión y generosidad que ella defendía.
Hoy en día, el legado de Soumaya sigue vivo en los corazones de su familia y en las contribuciones culturales y filantrópicas de Carlos Slim. Su historia de amor es recordada como un ejemplo del poder transformador del amor y el compromiso, una fuente de inspiración.