- 01 de octubre de 2024
En este lugar han pasado desde familias a celebrar un cumpleaños hasta artistas como José Alfredo Jiménez, Chavela Vargas y Pedro Infante
Uno de los sitios más emblemáticos para los turistas y locatarios de la Ciudad de México es la Plaza Garibaldi, en donde puedes encontrar música, historia y gastronomía; desde familias enteras celebrando cumpleaños, y donde hasta artistas icónicos que pisaron este sitio para cantar y disfrutar con amigos, pero también para filmar películas en la época del Cine de Oro.
Hoy hablaremos de uno de los lugares más queridos en dicha plaza: se trata de El Tenampa, el cual es más que un restaurante, pues ya se ha convertido en un símbolo de la cultura mariachi y de la identidad mexicana.
Fue fundado en 1925 por Juan I. Hernández, un inmigrante jalisciense quien compartió su gastronomía, de lo cual destaca la bebida de ponche de granada, que consiste en granada, nueces, cacahuates y diversos ingredientes secretos.
El Tenampa se convirtió rápidamente en un punto de encuentro para mariachis, quienes llenaban sus salones con canciones que hoy son parte del alma mexicana; de hecho, aquí llegó el primer mariachi y pronto se expandió esta tradición que hasta la fecha sigue vigente.
Lo que comenzó como una pequeña cantina ha sido testigo de innumerables noches de música, brindis, y hasta leyendas urbanas y de terror; es famoso por haber albergado a figuras como José Alfredo Jiménez, Chavela Vargas, Lola Beltrán, Pedro Infante y Jorge Negrete, quienes inmortalizaron el lugar en sus canciones y películas.
De hecho, existe una historia sobre que Luis Miguel estuvo en este restaurante y durante su visita, muchas personas empezaron a correr la voz, y el lugar tuvo que cerrar y mantener diversas precauciones por la saturación de este espacio.
También se cuenta que muchos comensales y también trabajadores del lugar han visto por las noches pasar la sombra de un hombre alto que va vestido de charro, por lo que aseguran que podría tratarse de un fantasma.
El Tenampa no solo es un lugar para disfrutar de la música, sino también para sentir la historia de México en cada acorde. A través de casi un siglo, este rincón de Garibaldi ha preservado la tradición y el alma de un país que canta sus penas y alegrías al ritmo del mariachi.