El empoderamiento del CJNG y Los Viagras en Michoacán

Durante la administración de Silvano Aureoles Conejo como gobernador de Michoacán (2015-2021), el estado vivió una escalada del conflicto criminal que ya se arrastraba por más de nueve años. Bajo su mandato, dos cárteles se posicionaron como los grandes ganadores del caos: Los Viagras y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Este periodo, lejos de ser una oportunidad para frenar la violencia, se convirtió en un terreno fértil para que estos grupos criminales consolidaran su poder.

El colapso de las autodefensas y el ascenso de Los Viagras

Uno de los primeros pasos cruciales en la gestión de Aureoles fue el desmantelamiento de las autodefensas de Michoacán. En febrero de 2016, el gobierno federal, con el respaldo de Silvano Aureoles, anunció oficialmente la desaparición de estas fuerzas civiles que habían surgido como respuesta a la violencia del Cártel de Los Caballeros Templarios.

La promesa era clara: "En Michoacán se hará valer la ley", afirmaron tanto el exgobernador como Salvador Cienfuegos, entonces secretario de la Defensa Nacional. Sin embargo, la realidad fue otra. Tras la disolución de las autodefensas, muchos de los civiles que anteriormente habían tomado las armas para combatir a los criminales decidieron crear sus propios grupos criminales.

Nicolás Sierra Santana, alias El Gordo, uno de los integrantes más destacados del G-250, una unidad élite de la Fuerza Rural, emergió como líder de Los Viagras. Hoy, El Gordo es el principal señalado en extorsiones a productores de aguacate y limón, industrias clave en la economía michoacana.

La guerra del CJNG por Michoacán

Por otro lado, durante el mandato de Aureoles, el CJNG no solo mantuvo su presencia en el estado, sino que intensificó su lucha por tomar control de la Tierra Caliente, una de las regiones más conflictivas de Michoacán. 

Con el desmantelamiento de las autodefensas, grupos como Los Viagras y otros cárteles locales como Los Blancos de Troya, Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana, se unieron en una respuesta a la ofensiva del CJNG.

El cártel jalisciense, conocido por su capacidad de expansión y violencia, no dudó en atacar a grupos rivales en localidades como Buenavista, Tepalcatepec, Apatzingán y Aguililla, entre otras. Aunque Silvano Aureoles negó en repetidas ocasiones la presencia del CJNG en Michoacán, asegurando que las disputas eran principalmente entre cárteles locales, los ataques del grupo de Jalisco se intensificaron.

Las alianzas, por momentos, fueron inevitables. El CJNG se unió en diversas ocasiones con cárteles locales, incluidos Los Viagras, para afianzar su control sobre las rutas de trasiego y la extorsión de productores agrícolas.

Silvano Aureoles y la sombra del narco

Los últimos meses del gobierno de Silvano Aureoles estuvieron marcados por una serie de acusaciones y señalamientos. Aureoles, ya en el ocaso de su administración, afirmó que el triunfo de Morena en las elecciones de Michoacán fue producto del "narco". Aseguró que el actual gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla, era el nuevo representante de un narcogobierno, y que el presidente Andrés Manuel López Obrador estaba al tanto de la situación, pero no intervenía debido a sus alianzas políticas con los criminales.

Por otro lado, el Padre Goyo, exlíder de las autodefensas de Apatzingán, acusó a Silvano Aureoles de haber tolerado la formación de un "narcoestado", señalando su cercanía con figuras criminales como César Sepúlveda Arellano, alias El Botox, quien hoy lidera Los Blancos de Troya, grupo aliado con Los Viagras y el CJNG. Este ambiente de complicidad fue uno de los factores que permitió que los cárteles tomaran aún más fuerza en la región.

La paz prometida por el crimen organizado

En noviembre de 2024, surgieron imágenes del equipo táctico utilizado por las Fuerzas Especiales Limones, una fuerza combinada entre el CJNG y Los Viagras, diseñada para extorsionar a los productores de la región. En las imágenes, los cárteles aseguraban: "Se vienen cosas buenas para la región, se viene la paz". Este mensaje, irónicamente, llegaba de las mismas organizaciones criminales que, durante la administración de Silvano Aureoles, crecieron en poder y territorio.

Hoy, a casi una década de la llegada de Silvano Aureoles a la gubernatura, Michoacán sigue atrapado en una espiral de violencia, donde el poder de los cárteles, especialmente el CJNG y Los Viagras, sigue vigente. La promesa de restaurar el orden y la justicia parece cada vez más lejana, mientras los grupos criminales continúan su lucha por el control total de la región, dejando a la población atrapada en medio del fuego cruzado.

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