El asesinato de la última jirafa blanca en el mundo a mano de cazadores furtivos indignó en muchos países.
De acuerdo con medios internacionales, la jirafa se encontraba en la reserva Ishaqbini Hirola, en Kenia.
El gerente de la reserva, Mohammed Ahmednoor, detalló que la jirafa incluso contaba con un GPS debido a que en el mes de diciembre asesinaron a su hermana y a su madre.
Este es un día muy triste para la comunidad Ijara (zona de la reserva) y para toda Kenia. Somos la única comunidad en el mundo que custodiaba las jirafas blancas", afirmó Mohammed Ahmednoor.
El gerente definió este asesinato como "un golpe a las medidas tomadas para preservar especies raras y únicas".
La muerte de la última jirafa blanca en el mundo ocurrió debido a que la reserva se conviritó en un punto turístico importante, pues decenas de extranjeros y nacionales visitaban al animal. Sin embargo, esta fue la oportunidad perfecta para que perpetraran el asesinato.
El color único que tenía esta jirafa era provocado por un rasgo genético llamado leucismo.