Thiago soñaba con ser futbolista, pero una bala perdida terminó con su vida

Thiago Correa Medina tenía siete años, vestía el uniforme de su club de fútbol y esperaba el colectivo con su papá cuando una bala perdida le arrebató la vida. Dos días luchó en terapia intensiva, pero el daño era irreversible: un disparo en la cabeza, producto de un tiroteo entre un policía y cuatro presuntos delincuentes, terminó con su historia.

Ayer, la justicia argentina confirmó la detención del último sospechoso implicado en el enfrentamiento. Joaquín López Otto fue arrestado mientras caminaba por las calles del barrio Villegas, en Ciudad Evita. Con él, ya son dos los presuntos agresores detenidos, mientras el caso se sigue investigando como un homicidio con dolo eventual.

"Prefería que me mataran a mí antes que a Thiago"

El autor de los disparos fue Facundo Aguilar Fajardo, un joven agente de la Policía Federal Argentina, de apenas 21 años. De acuerdo con su declaración ante la fiscalía, fue atacado por cuatro personas mientras caminaba con su madre. Asegura haber actuado en defensa propia. Disparó once veces. Una de esas balas impactó a Thiagó, a 180 metros de distancia.

"En ningún momento se me pasó por la cabeza que a 200 metros iba a estar un nene", afirmó Fajardo, quien permanece detenido mientras la fiscalía sostiene que su reacción fue desproporcionada. Las pericias y cámaras de seguridad indican que los ladrones ya huían cuando fueron alcanzados por los disparos. Uno de ellos, Brandon Antelo, de 18 años, murió en el acto.

Un padre entre el dolor y la rabia

"Estamos todos mal, esto es inexplicable", dijo Fabián Correa, padre del pequeño, mientras velaba a su hijo en San Justo. Aún con la confusión de los hechos, el dolor es innegociable: "No tengo palabras ni explicación para decirte nada. Es un dolor que no se puede sacar nadie".

Fabián no acepta que un agente dispare "hacia abajo, donde hay gente" y cuestiona el protocolo de actuación. No oculta su desesperanza: "No te puedo decir los pasos a seguir. Estamos despidiendo a mi hijo. Es el dolor más grande".

Este lunes, el cortejo fúnebre llevó el ataúd de Thiagó por los lugares donde fue feliz: su colegio, Santa Rosa, y su club, Unidos de La Tablada, donde soñaba con ser futbolista profesional.

"Nadie está preparado para enterrar a un hijo. Es al revés. Es la vida al revés", dijo Fabián, quebrado, en declaraciones a la prensa.

Investigaciones del caso

El caso está en manos del fiscal Diego Rulli, titular de la Fiscalía de Homicidios de La Matanza. La figura que enfrenta el policía ya no es lesiones graves ni homicidio culposo: es homicidio simple con dolo eventual, lo que implica que el autor pudo prever el resultado mortal de sus actos y, aun así, continuó.

Según la fiscalía, el peligro había cesado: los ladrones estaban en fuga y de espaldas. Aun así, Fajardo disparó en medio de una zona habitada, en una avenida transitada, en la noche, sin control sobre las consecuencias.

La justicia también lo investiga por exceso de legítima defensa en la muerte de Antelo. La causa podría reconfigurarse conforme avancen las diligencias, pero por ahora, el agente enfrenta una posible condena de hasta 25 años de prisión.

"Nadie está preparado para enterrar a un hijo. Es al revés. Es la vida al revés", dijo Fabián, quebrado, en declaraciones a la prensa.

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