PERSONAS DESAPARECIDAS
Fotos con IA y un parto fantasma: el caso de Priscila Quesada, la joven embarazada que nunca llegó al hospital
Desde hace cuatro días no se sabe nada de ella ni de sus hijas. Su familia solo recibió mensajes incoherentes de una supuesta enfermera.
Desde hace más de 96 horas, la familia de Priscila Margot Quesada vive una pesadilla tejida con incertidumbre, contradicciones y señales inquietantes.
La joven de 20 años, embarazada de mellizas y con diagnóstico de un tumor cerebral, desapareció el viernes 16 de mayo en Salta, Argentina, cuando se dirigía al hospital local para ser derivada a Buenos Aires. Nunca llegó. Su nombre no figura en ningún centro médico y, hasta ahora, lo único que ha recibido su familia son mensajes confusos de una supuesta enfermera que afirma haberla acompañado.
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Una desaparición llena de huecos
El último contacto físico con Priscila ocurrió cuando salió de su casa con rumbo al hospital. Llevaba una campera roja, pantalón deportivo y zapatillas blancas. Su cesárea estaba programada para el lunes 19, pero un día después de su desaparición, su familia recibió un mensaje inesperado.
Una mujer identificada como O.S. les escribió por WhatsApp. Decía ser enfermera y aseguraba que Priscila había sido operada de urgencia el sábado por la mañana en Buenos Aires, debido al avance del tumor: “El tumor está justo en el medio del cerebro... las probabilidades de que salga viva son bajas”. Según su relato, ella misma la habría acompañado en el traslado.
Pero el relato no cuadra. Nunca supo decir con certeza en qué hospital fue ingresada, evitaba preguntas directas, modificaba la ubicación cada vez que se le preguntaba por detalles y, en momentos críticos, simplemente desaparecía del chat o borraba los mensajes enviados.
Imágenes falsas y versiones absurdas
Como si se tratara de una burla cruel, la presunta enfermera envió a la familia imágenes de una mujer acostada en una camilla. A primera vista, podrían haber sido tomadas de un centro médico. Pero para los familiares, la foto no corresponde a Priscila. Tampoco las imágenes de unas recién nacidas que, afirman, parecen haber sido tomadas de internet.
En otro mensaje, la mujer hablaba de un supuesto traslado aéreo: “Vamos a arreglar eso... que permanezcan juntos, así pasamos en helicóptero por ellos”. Nadie sabe de qué helicóptero hablaba, desde dónde partiría o con qué personal médico. El absurdo se convirtió en angustia.
“Estamos preocupados, no sabemos si las nenas han nacido”, dijo una familiar de Priscila a medios locales. La familia no volvió a tener contacto con O.S. desde que los bloqueó a todos.
No hay registros, ni en Salta ni en Buenos Aires
En la desesperación por encontrarla, los padres de Priscila y el padre de las mellizas viajaron a Buenos Aires. Recorrieron hospitales, pidieron ayuda a autoridades y buscaron en registros médicos. No encontraron ni un solo dato. Ninguna clínica, público o privada, reporta la admisión de una paciente con las características de Priscila.
El Ministerio de Salud de Salta, junto con los hospitales de ambas provincias, confirmaron oficialmente que no existe registro de su ingreso, traslado o atención médica.
Una posible pista aparece en el hospital de Pichanal, donde habría una historia clínica a nombre de “P.Q.”, sin número de identificación. Pero ese dato, sin más documentación ni evidencia, no alcanza para confirmar si se trata de la joven desaparecida.
Ante la falta de respuestas, la familia presentó una denuncia formal en la Comisaría 1.ª de Orán. La Fiscalía Penal 1 activó el Protocolo Provincial de Búsqueda de Personas. Desde entonces, el caso es investigado como una desaparición de alto riesgo.
Las autoridades piden la colaboración ciudadana para aportar cualquier dato que ayude a encontrar a Priscila o a identificar a la mujer que se comunicó con la familia. El número de contacto disponible es el 911 o directamente con la comisaría de Orán.
¿Mentira, encubrimiento o algo peor?
Las horas pasan y el caso de Priscila Quesada se vuelve más oscuro. No hay cuerpo, no hay bebés, no hay huella digital ni médica, solo una cadena de mensajes que parece haber sido construida con inteligencia artificial o una narrativa delirante. Fotos falsas, frases desconectadas y un traslado en helicóptero que nunca existió.
Lo que empezó como un viaje hacia una operación delicada y un parto programado, hoy es una desaparición marcada por el desconcierto, la falta de pruebas y un silencio que duele. Priscila no aparece. Sus hijas tampoco. Y en su lugar, queda un rompecabezas de dolor y preguntas sin respuesta.
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