- 13 de mayo de 2025
Fue preso político, líder de los Tupamaros y referente de la izquierda latinoamericana

José "Pepe" Mujica murió este martes 13 de mayo en Montevideo a los 89 años. Lo anunció el presidente Yamandú Orsi, confirmando lo que el propio Mujica ya había anticipado meses atrás: "Me estoy muriendo, pido que me dejen tranquilo". El cáncer de esófago que lo acompañó en sus últimos meses terminó por apagar una de las voces más singulares y queridas de la izquierda latinoamericana.

Del foco armado a la banda presidencial
Mujica no fue un político convencional. Mucho antes de gobernar, empuñó las armas con los Tupamaros, una guerrilla urbana inspirada por la revolución cubana.
En los años 60 y 70, participó en asaltos, fugas espectaculares y enfrentamientos armados con la policía. Fue capturado, torturado y encerrado durante más de una década, incluso confinado en un aljibe seco, donde, según sus propias palabras, hablaba "a las ratas y a las lagartijas para no volverse loco".
"No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje. Vivo con lo justo para que las cosas no me roben la libertad", decía ya como presidente. Su figura se volvió icónica no solo por sus políticas, sino por su forma de vivir: en una chacra humilde, rodeado de animales y flores, sin seguridad personal.

Una presidencia de reformas y coherencia
Mujica gobernó Uruguay entre 2010 y 2015. Llegó al poder tras décadas de militancia política y tras haber sido ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. En las elecciones presidenciales venció con el 54.63% de los votos y se sumó a la llamada "ola rosa" de gobiernos progresistas en Sudamérica.
Durante su mandato, aumentó el gasto social, redujo el desempleo, impulsó la subida del salario mínimo y promovió leyes que marcaron época: despenalización del aborto, matrimonio igualitario y legalización de la marihuana. Nunca abandonó su estilo llano ni su mirada crítica: "Las sociedades contemporáneas nos transforman en adictos consumidores", solía repetir.

Ícono global de la izquierda y la austeridad
El mundo lo reconoció como el presidente más pobre del planeta, aunque él rechazaba la etiqueta. Recibió a celebridades, cineastas y pensadores en su casa de campo, donde los agasajaba con pan casero y vino fresco. El cineasta Emir Kusturica le dedicó un documental; el actor Antonio de la Torre lo interpretó en La noche de los 12 años, basada en su cautiverio durante la dictadura.
A pesar de su fama, Mujica siempre eligió el perfil bajo. En 2020 dejó el Senado por razones de salud. Y en abril de este año, se despidió del país con serenidad: "Al fin y al cabo, que me quiten lo bailado".
El último referente
Con su muerte, Uruguay pierde al último gran símbolo de la transición entre la guerrilla y la democracia, entre el sacrificio militante y la política transformadora. Mujica fue, hasta el final, una figura que dividía menos de lo que unía. Según encuestas, dejó el poder con una aprobación del 65%.
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