- 08 de noviembre de 2024
México ha sido víctima de invasiones extranjeras. Estados Unidos, su vecino, lo ha hecho en varias oportunidades
No son precisamente flores lo que lanzó Donald Trump sobre México durante su primer gobierno. Mientras se mantiene la expectativa de lo que pueda suceder en el segundo mandato de Trump, una mirada a la historia mexicana recuerda que la relación entre ambos vecinos ha sido difícil, marcada por pretensiones anexionistas y diferentes visiones sobre temas como la cooperación y la migración.
"Vengo a comprarte"
Cuando México consiguió su independencia en 1821, Estados Unidos intentó anexar a su territorio la provincia de Texas. En la segunda década del siglo XIX comenzó la ocupación de emigrantes y aventureros, como lo reseña la Secretaría de la Defensa Nacional. De manera aparentemente pacífica, Estados Unidos fue concretando su posesión.
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El gobierno mexicano rechazó la oferta de compra y otras propuestas estadounidenses; el general Antonio López de Santa Anna -líder envuelto en la polémica- enfrentó a los separatistas, pero en la Batalla de San Jacinto fue capturado y obligado a firmar el Tratado de Velasco en 1836.
Menos de 10 años después la República de Texas se anexó a Estados Unidos (llamada anexión del río Nueces); por si fuera poco, los estadounidenses propusieron adquirir Nuevo México y Alta California.
Ya en 1945, el presidente estadounidense, James Polk, envió tropas a la frontera con México, y en mayo de 1846 Estados Unidos les declaró la guerra a los mexicanos. Los invasores estadounidenses triunfaron en batallas como la de Palo Alto, y se vieron afectados en la de la Angostura.
¿Yanquis en Ciudad de México?
Las tropas de Estados Unidos avanzaron hasta Ciudad de México y la tomaron. Los enfrentamientos terminaron con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, en febrero de 1848. México perdió territorios: los que hoy ocupan los estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México, Arizona, Colorado y Texas, y algunas partes de Oklahoma, Kansas y Wyoming.
Es decir, un país que apenas lograba su independencia se veía no solo invadido, sino despojado de casi la mitad de su extensión: tuvo que aceptar la pérdida de más de dos millones de kilómetros cuadrados. Estados Unidos, por su parte, se expandía a expensas de su vecino.
También en el siglo XX
Durante la Revolución Mexicana Estados Unidos también intervino en México: ya no por ambición territorial, sino por intromisión en los asuntos políticos del país. El presidente estadounidense Woodrow Wilson, descontento con el mandato de Victoriano Huerta, ordenó la ocupación de Veracruz en 1914. Huerta tuvo que dejar la Presidencia y abandonar el país.
Apenas dos años después, el 9 de marzo de 1916, Pancho Villa atacó el pueblo de Columbus, Nuevo México. El caudillo de Chihuahua, héroe para unos y villano para otros, se la juró a Estados Unidos. Y lo cumplió.
Villa había planeado un golpe contra Estados Unidos por apoyar a Venustiano Carranza. El ataque, que se prolongó por unas seis horas, se saldó a favor de las tropas irregulares con caballos, mulas, fusiles y la muerte de ocho soldados estadounidenses.
Esto dio pie a lo que se conoce como la Campaña Punitiva, o la penetración de tropas estadounidenses en territorio mexicano para capturar a Pancho Villa. Carranza denunció que Estados Unidos los quería empujar a una guerra que el pueblo mexicano no deseaba. La población, como lo rememora la Secretaría de Cultura, se enfrentó a los invasores con lo que tuvo a la mano.
Hoy, las relaciones entre México y Estados Unidos se enfrentan a nuevos retos, pero sin olvidar del todo estas viejas heridas del pasado, el despojo territorial y la intromisión en lso asuntos internos.
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