Acusan a doctor de robo por no desperdiciar vacunas contra el COVID-19

La historia del médico Hasan Gokal le ha dado la vuelta al mundo, luego de darse a conocer que fue despedido de su trabajo por evitar que 10 dosis de la vacuna de Moderna contra el COVID-19 se desperdician. 

La historia se remonta al 29 de diciembre pasado, cuando Hasan Gokal, quien se desempeñaba como director médico de un equipo COVID en el condado de Harris, llegó a supervisar la vacunación en un parque del suburbio de Humble. 

Cerca de las 6:45 de la tarde, un enfermero llegó a que le aplicarán la dosis, por lo que abrieron un nuevo vial de 11 dosis. Una vez abierto, las dosis sólo tienen seis horas de uso, o se echan a perder. 

Por la hora, ninguna otra persona elegible, personal médico de primera línea o adultos mayores de 65 años con alguna enfermedad, llegó a recibir la dosis. 

Hasan Gokal preguntó a los presentes si alguno quería recibir las vacunas para no desperdiciarlas, pero algunos se negaron y otros ya la habían recibido.

Contactó a sus superiores del condado de Harris para contarle que habían sobrado las dosis y que para no regresarlas a la oficina, donde se desperdiciaran, buscaría a gente para aplicarlas. Al lo que, contó, accedió el superior. 

Entonces comenzó la búsqueda de 10 personas para recibir las dosis. Entre sus contactos buscó conocidos, no cercanos, aseguró, para recibir las vacunas. 

Hasan Gokal llegó a su casa, donde dos mujeres lo esperaba, una de 60 años y otra de 70, con problemas de salud, a las que le administró las vacunas. 

El doctor encontró a cuatro integrantes de una familia candidatos a recibir la vacuna y se las aplicó. 

Luego viajó hasta la casa de una mujer de 70 años que estaba confinada por el COVID-19 y le aplicó la dosis. 

Faltaban tres dosis que aplicaría a tres personas que contactó para ver en su casa, una mujer de 50 años que trabaja en una clínica de salud, otra de 40 años, cuyo hijo dependía de un ventilador para respirar y la tercera no pudo llegar a tiempo. 

Con 15 minutos para que expirara la toma, Hasan Gokal, decidió aplicar la vacuna a su esposa María, una mujer de  47 años con problemas pulmonares. 

Días después de ese acontecimiento, Hasan Gokal fue despedido, argumentando que había violado los protocolos por administrar las vacunas y no devolverlas a la oficina, donde serían desperdiciadas. 

El doctor fue acusado por miembros de la fiscalía de robo y su caso acabó en los tribunales, donde un juez decidió desestimar los cargos. 

Con las palabras que generalmente se utilizan para describir una acusación de un robo en una tienda, el Estado intenta, por primera vez, criminalizar la administración documentada de dosis de vacunas por parte de un médico durante una emergencia de salud pública. La corte rechaza de manera enfática este intento de imposición de la ley penal sobre las decisiones profesionales de un médico". escribió el juez Franklin Bynum en declaraciones retomadas por The New York Times. 

Sin embargo, en la fiscalía no están conformes con el resultado y llevarán el caso a un gran jurado. 

Mientras eso sucede, Hasan Gokal está desempleado. En los hospitales no quieren contratarlo hasta que la situación se resuelva y las cosas en su familia se han complicado.

El caso del médico que se metió en problemas  por evitar que 10 vacunas contra el COVID-19 se echaran a perder, conmocionó al mundo.