SALUD
VIDEO| Klebsiella oxytoca: una amenaza silenciosa en hospitales
La bacteria Klebsiella oxytoca se ha expandido en más sitios en México, tales como Michoacán, Guanajuato y Estado de México
La Klebsiella oxytoca es una bacteria que comúnmente reside en el tracto gastrointestinal de humanos y animales, así como en el medio ambiente; en México se han incrementado los casos de dicha bacteria y al momento se reportaron decesos en Estado de México, Guanajuato y Michoacán.
Aunque su presencia suele ser inofensiva, se convierte en un peligro potencial cuando encuentra condiciones propicias para atacar, especialmente en pacientes con sistemas inmunológicos debilitados, como aquellos hospitalizados.
¿Dónde se encuentra la bacteria Klebsiella oxytoca?
Esta bacteria es responsable de una variedad de infecciones, incluyendo infecciones del tracto urinario, neumonía, infecciones en heridas abiertas y, en casos graves, sepsis, una condición potencialmente mortal. En particular, los pacientes con catéteres urinarios o dispositivos médicos invasivos son los más vulnerables a estos cuadros clínicos.
Los hospitales, donde la bacteria puede estar más activa, han implementado medidas preventivas para limitar su propagación y evitar infecciones. Entre las estrategias clave se encuentran:
- Desinfección de la piel con antisépticos, preferiblemente clorhexidina al 2%, antes de insertar catéteres o dispositivos médicos.
- Uso de barreras máximas en procedimientos invasivos, como guantes, mascarillas, batas y gorros estériles.
- Higiene rigurosa de manos, tanto antes como después de cualquier procedimiento médico.
- Retiro temprano de dispositivos innecesarios o contaminados para evitar que se conviertan en una fuente de infección.
- Capacitación continua al personal médico, basada en prácticas clínicas con respaldo científico, además de auditorías regulares para verificar el cumplimiento de protocolos.
¿Cómo prevenirnos de esta bacteria?
Aunque Klebsiella oxytoca representa un desafío para el sector salud, la prevención sigue siendo la herramienta más eficaz para controlar su impacto. El trabajo en equipo, las auditorías constantes y el compromiso con las buenas prácticas son esenciales para minimizar el riesgo que esta bacteria representa en entornos hospitalarios.
La clave está en la prevención y la rápida identificación de infecciones, permitiendo tratamientos dirigidos que reduzcan el riesgo de complicaciones graves. Frente a esta amenaza microscópica, el esfuerzo colectivo sigue siendo la mejor defensa.
