- 26 de junio de 2025
Calles bajo resguardo y velorios en silencio: Barrio Nuevo vive el luto por la masacre que dejó 12 muertos, heridos graves y familias marcadas por el horror.

Tras la masacre del martes 24 de junio en la colonia Barrio Nuevo, en Irapuato, donde un grupo armado atacó una fiesta patronal dejando 12 muertos y al menos 20 heridos, la zona permanece bajo un fuerte resguardo de la Policía Municipal y la Guardia Nacional. Las calles Bustamante y Comonfort fueron blindadas durante los velorios de varias de las víctimas.
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Patrullas, elementos armados y retenes forman parte del operativo que busca brindar seguridad, atender a víctimas indirectas y contener cualquier posible brote de violencia.
Velorios marcados por el silencio y el dolor
Algunas familias decidieron velar a sus seres queridos en los propios domicilios de la colonia, mientras que otras optaron por funerarias en diferentes puntos de la ciudad, incapaces de enfrentar de nuevo el horror de la escena del crimen.
Dentro de los hogares donde sí se realizó el velorio, las ceremonias fueron prácticamente a puerta cerrada, con una asistencia limitada y mucha discreción por parte de los familiares.
Una vecina del lugar declaró:
"Ni los vecinos nos hemos acercado mucho. Si quieren privacidad, se respeta. El dolor es canijo. ¿Quién les va a regresar a los muchachos?".

Víctimas inocentes y familias que exigen justicia
El secretario del Ayuntamiento de Irapuato confirmó que 12 personas fallecieron, incluyendo a un menor de edad. Los lesionados aún están siendo atendidos en hospitales, y la Fiscalía General del Estado lleva el control de sus datos. Entre los heridos se encuentra una bebé que perdió un ojo debido a una esquirla; su estado de salud es delicado.
Entre las víctimas se encuentra Francisco Lugo, de 24 años, integrante del staff de la banda San Cristóbal, la agrupación que amenizaba la fiesta en el momento del ataque. Sus compañeros, devastados, organizaron un homenaje durante su misa de cuerpo presente, realizada en Rancho Nuevo de la Cruz.
"Él era alegre, trabajador, responsable y nada de problemático, nada de vicios, era muy buena persona, la gente lo quería mucho aquí", afirmó Francisco Lugo, padre de la víctima.
Aún con secuelas físicas y emocionales
El barrio sigue mostrando las cicatrices del ataque: restos de sangre, impactos de bala, ventanas estrelladas y toldos apenas desmontados. Las familias aún se organizan para despedir a sus muertos mientras otras se turnan en las salas de espera de los hospitales esperando noticias de los sobrevivientes.
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Algunas víctimas que viajaron desde Estados Unidos para asistir a la fiesta también resultaron heridas. En la desesperación, vecinos improvisaron camillas con mesas para auxiliar a los heridos, pues las ambulancias no podían entrar al lugar por la saturación y el caos.
Este viernes se celebrarán misas de cuerpo presente y se realizarán entierros en distintos panteones de Irapuato. El temor en Barrio Nuevo es palpable. Las familias exigen respuestas, pero también respeto y dignidad para sus muertos.

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